Otra entrega sobre las masacres más absurdas conjuradas por los personajes más esperpénticos y desorbitados. En algún que otro título de film podremos ver la firma de un traductordetítulosdepelículas totalmente dotado para su trabajo. Pero quien va a marcar la tónica aquí van a ser las mentes ociosas y esquizofrénicas de los guionistas y directores que, junto con los cartelistas de cine, van a producir los pósters más kitsch de la galaxia.
El primer caso va a ser como una bofetada de risa para el lector de Monstruos invisibles: El ataque de la montaña de mierda (Monsturd). Esta película, del 2003 y dirigida por Rick Popko y Dan West, muestra un asesino en serie fugado, Jack Schmitt, que muere en un estanque de desechos del alcantarillado. Si a esto le añadimos que allí mismo se han vertido restos de un experimento genético, ¿qué nos da? Un monstruo de mierda, literalmente.
Con hambre de muertes feroces irá haciendo temblar a toda la población. A este par de ilustres directores no se les ocurrió otra idea que firmar una secuela pero con protagonistas zombis titulada
Retardead, el título lo dice todo. Al introducir este fantástico cartel de esta cruel película, me veo en la obligación de mostrar al dicho monstruo (sé que todo el mundo que lea esto lo está deseando), pues aquí está la "
maravilla":
Por tanto, el título de la cinta cumple lo que promete en el cartel. De la imagen despunta el presupuesto de la máquina de ideas de estos dos directores. Siniestramente horrible.
La siguiente opción es
El ataque de las sanguijuelas gigantes (1959) de Bernard L. Kowalski. Un guión tan simple como su contenido, aunque los monstruos no dejan de ser curiosos. Unas sanguijuelas gigantes empiezan a desatar una furiosa lucha contra los que se acerquen a su pantano, pues han desarrollado el gusto por los cuerpos humanos.
Sublime. Sobran las palabras ante tal cartel.
No va a defraudar para nada el cartel de
El ataque de los cangrejos gigantes (1957) del maestro Roger Corman. A causa de unas radiaciones, unos cangrejos, que moran en una isla ignota, han mutado hasta convertirse en unos seres desproporcionados que sembrarán el horror en el seno de una campaña de científicos. No sólo sentirán ansias de devorar cerebros de personas, sino que se adaptarán a los pensamientos humanos.
Otro tipo de ser extraño que surge de las mareas es el
salmón mutado en
Humanoides en el abismo (1980) de Barbara Peeters. Magnífica idea para un simple pez que se dedica a atacar a las chicas más espectaculares que van a bañarse en la playa. Pura casualidad que ellas sean las víctimas. En el Reino Unido se le puso el título alternativo de
Monster para su distribución, aunque la versión original se llamaba
Humanoids from the deep.
Me quedo con el poster inglés pero con el título norteamericano, sin ninguna duda.
No les faltó tiempo para hacer un remake (no es broma, se revisitó el film) de la película con otro póster interesante. La nueva versión es del año 1996, y corre a cargo de Jeff Yonis. Adelante con él.
La siguiente propuesta es
Frankenstein a la conquista de la Tierra (1965) de Ishirô Honda. Unos científicos nazis encuentran el cadáver de Frankenstein (¿?) y deciden extirparle el corazón, todo esto en plena Segunda Guerra Mundial. Si la cosa ya promete, lo que viene luego es de frenopático. El órgano inerte va dando bandazos por el mundo hasta que es trasplantado, después de la bomba de Hiroshima, a un enfermo radioactivo japonés. A partir de este curioso planteamiento, el "antes enfermo" se convierte en un monstruo de dimensiones grotescas. Admirad el cartel.
La última película no tiene desperdicio, pues no es otra que
Ellos robaron la picha de Hitler (2006) de
Pedro Temboury (atención a este director que fue el autor de
Kárate a muerte en Torremolinos, cinta referida en este blog). El guión es de manual bizarro: unos turcos descubren el pene de Hitler, junto con el cadáver de Eva Braun. El hallazgo conmociona a la población berlinesa, quienes ven como el miembro es arrebatado por el loco doctor Weissman, afincado en Torremolinos. Su objetivo es clonar, a partir del pene, un ejército de Hitlers para adueñarse de la tierra. Para alcanzar toda esta quimera hace uso de unos skinheads paletos que intentarán sustraer tan preciado tesoro. El cartel da la sensación de ser una película seria; no lo es.
Por tanto, otra entrega de la otra cara del cine que nos hace descubrir nuevas inquietudes. ¿Cine malo o películas incomprendidas? Yo sé la respuesta, pero ¿y vosotros?