martes, 26 de mayo de 2009

La extraña percepción de la realidad

En el cine -como en la literatura y en otras artes- uno siempre se siente fascinado por ciertos tipos de personajes que despiertan nuestra curiosidad. Los psicópatas, los drogadictos, los perdedores siempre son objeto de deseo por parte del espectador. Algo tienen para que nos pongamos a hurgar en su miseria con intenciones morbosas, como cuando nos fijamos en las víctimas de un accidente de tráfico o la matanza de gente inocente. Nuestra cara oscura nos impele a sacar esa vena sádica que todos tenemos; aunque nunca se manifieste explícitamente.
De ahí que los asesinos más importantes de la historia sean encumbrados de tal manera por el imaginario colectivo, más que los grandes "héroes" de la historia.
Pero, ¿y los personajes realmente afectados por desórdenes psiquiátricos extraños y raros? Creo que por ellos también sentimos la misma fascinación. Aunque sus alteraciones no impliquen violencia queremos conocer los detalles de su enfermedad de una manera exhaustiva. Las películas que transcurren en frenopáticos siempre nos dejan un buen sabor de boca; aunque la dureza de esos testimonios sea abrumadora.
Pero, ¿qué pasaría si os propuesiera dos testimonios recientes de films que escrutan en las vidas de unas personas normales y corrientes de nuestro país que tienen unas alteraciones en su cerebro que provocan que tengan una extraña percepción de la realidad? Tan rara que no podemos dejar de saber más sobre ellos.
Ahora le toca el turno a dos film-documentales que hacía muchísimo tiempo quería tratar y que no han trascendido en las carteleras más comerciales. Ejemplos curiosos de Monstruos invisibles.


Más allá del espejo (2006) de Joaquín Jordà supone un testimonio póstumo del director y los males que contrajo a partir de un infarto cerebral: la alexia y la agnosia visual. Con la participación de varias personas con la misma disfunción, o con otras, se conglomera un novedoso sistema fílmico por el cual se intenta plasmar el terrible paso entre el recuerdo de una realidad pasada y una nueva y desordenada percepción de la realidad. Jordà se ayuda de figuras de ajedrez metafóricas que van avanzando o retrocediendo mientras la realidad los sucumbe para intentar explicar cómo el cerebro es realmente el dueño de nuestro cuerpo. Si el neurólogo Oliver Sacks en su libro El hombre que confundió a su mujer con un sombrero (1985), nos ilustra casos de este tipo, es en Más allá del espejo donde vemos claramente el avatar cotidiano de estas personas. Para que os hagáis una idea os resumiré en qué consisten estas disfunciones:

La alexia: es una alteración de la lectura debida a una lesión cerebral que provoca una desconexión en el hemisferio izquierdo. Sus manifestaciones pueden ser de diferente índole, dependiendo del tipo de alexia. Aquí describo algunas: si es afásica la persona reconoce las palabra y las letras, pero no las comprende; si es agnósica (el caso del director y de la chica que también protagoniza la cinta) uno se ve incapacitado para reconocer el sentido y significado de las palabras, aunque estén impresas (se agrava si, además, como es el caso de la chica, es incapaz de desentrañar el significado semántico-visual de una calle, por ejemplo); si es con agrafía se muestra una imposibilidad para comprender, usar o expresar los símbolos verbales; si es semántica no se puede comprender lo que uno mismo está diciendo.

Por tanto, y dejando que esta obra maestra del documental no trata gente psiquiátricamente enferma, sino personas que padecen un trastorno fruto de una lesión, podremos ver a una chica incapaz de reconocer un semáforo, una calle por la que pasa cada día, una cara (que se le puede representar como un montón de datos que juntos no plasman una faz en sí, sino algo desordenado y sin sentido), es decir, cómo avanzan con sus quehaceres cuando no ven el mundo como se nos representa al resto de personas. Ineludible e interesante testimonio.

El segundo ejemplo vira hacia algo completamente distinto; pero no por ello menos interesante, pues versa sobre la vida de varias personas que mantienen un estrecho vínculo con la locura.


Una cierta verdad (2008) de Abel García Roure es para mí uno de los documentales fílmicos más interesantes e intrigantes que yo pueda haber visto, pues escruta en lo más hondo de unas personas que conviven o tienen una relación con un centro de salud mental, el Parc Taulí de Sabadell. Desde demencias hasta las diferentes manifestaciones de la esquizofrenia, nos brinda una sublime profundización en la continua y dura lucha entre el ser y la enfermedad, entre los médicos y los pacientes, entre la sociedad y las gentes que sufren estos terribles trastornos. Su extraña manera de percibir la realidad hará que uno pueda ver en este film -que se creó durante dos largos años- cómo los enfermos van perdiendo su identidad de una manera dosificada para no volver.
El magnífico título se extrae de una frase de los protagonistas de la cinta, quien de esta forma define su particular manera de ver las cosas. Lo que dice tiene algo de verdad; pero, claro, no todo lo es. La manipulación de la misma está maleada por un trastorno psicológico.
La elocuencia de alguien fustigado por la esquizofrenia puede abrumar por su aparente veracidad, por eso veamos cómo se entabla una de las mejores discusiones entre un médico y un paciente sobre la necesidad de tratar la enfermedad. El paciente se encuentra en su casa y se niega a volver al centro de salud mental. Para crear un estira y afloja con el facultativo inventará una analogía digna de ser el mejor vídeo curioso de este blog: los coches que pasan la ITV en un taller con la relación enfermo-médico.
Adelante, no os perdáis detalle:



En medio de la verborrea del paciente hay unos signos indudables de certeza; pero que, poco a poco, a lo largo de esta conversación, se va virando hacia ideas conspiratorias, persecutorias, etc. que tiene. Pero eso sí, la risa final entre los dos aúna la complicidad entre uno y otro, dejando de lado las diferencias que cualquiera pueda tener. La frase "Bueno, yo no soy un coche" da pie a conocer cómo hay un vaivén entre la conciencia de ser todavía el dueño de su propia identidad. Largas disertaciones conlleva este fragmento de vídeo.

Algo tremendamente fascinante encierran estos testimonios que no ven la realidad como se supone que uno tiene que percibirla. ¿Estaremos nosotros en lo cierto de ser los dueños de nuestras propias conciencias? ¿Todo lo que nos rodea es realmente lo que es, o como lo vemos?
Con el dibujo de M. C. Escher de arriba y los ejemplos que os he propuesto mucho me parece que estamos rodeados de ilusiones.

8 comentarios:

  1. Los esquizofrénicos no son esos de libro o película que nos muestran, hablando con ellos son diferentes, no parece que estén tan "locos"... pero cuando ya están más sueltos y en confianza se empiezan a percibir sus delirios y sus descalabros. He estado en presentaciones de enfermos psiquiátricos y no son tan "atrayentes" como se presentan en el cine... son más como el vídeo.
    Me ha llamado la atención su sugerencia a que los médicos y psiquiatras pasen la ITV de las enfermedades mentales... eso ha sido todo un detalle ;)
    Y sí, todos tenemos nuestra etiqueta y es puesta por los que nos rodean.
    Muy buen artículo!

    PD: Has dejado en los dos films el mismo nombre

    Un saludo!

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  2. Primero, muchísimas gracias por ver el fallo, y mira que reviso todo lo que escribo 20 veces, XD. Ha sido un lapsus que gracias a ti he podido corregir. Se nota que has estado muy atenta.
    Segundo, es absolutamente cierto, como los psicópatas o los drogadictos, a los enfermos psiquiátricos se les pone una aura en el cine, cuando la realidad es muy distinta. En realidad son gente que sufre mucho, como se demuestra en algunos casos de "Una cierta verdad", donde se ve a una mujer que quiere, por todos los medios, dejar de oír unas voces que no la dejan vivir. Este documental muestra de forma explícita cómo es la vida real de esta gente.
    Aunque hay que decir que algunos momentos de elocuencia son brillantes, como el vídeo, donde se vislumbra todavía una personalidad lúcida que se debate entre la locura y la cordura.
    ¡Un saludos muy grande!

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  3. Aunque un cerebro no se entere, la mentira siempre está ahí.

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  4. Son temas muy xungos, que conviene mirar con interés y no tomarlos a la ligera, está claro que (normalmente) los casos que nos presentan en el cine tienden a ser siempre con un "aura" que no se corresponde totalmente con la realidad, pero en parte es lo que se quiere ver.
    Suenan interesantes estos 2 documentales que nombras, los tendré en cuenta para echarles un visionado "cuando esté en vena" (como diría Holden Caulfield, no se si está bien escrito por cierto), como siempre recomendaciones muy interesantes y muy bien presentadas.

    ¡Saludos!

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  5. P.D. que gran frase la de Supersalvajuan, que quería comentarla y se me ha olvidado 8-(

    ¡Saludos!

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  6. Lo planteas en clave de documental, pero siempre me han fascinado las películas que dan las vueltas a las convenciones de este tipo. Tipo K-Pax por ejemplo ¿el protagonista está p'allà o es un ET?. No es el mejor ejemplo pero es el que me viene a la cabeza en este momento.

    Saludos!

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  7. Magnífica entrada.
    El tema de la enfermedad mental... o mejor dicho "disfunción" es más que interesante. Porque plantea ciertas cuestiones, a veces, de tipo "social". Algunas opiniones afirman que ciertas dolencias no son tales, sino una asimilación diferente de la realidad. Por ejemplo, nuestro lenguaje se basa en abstracciones que no dejan de ser acuerdos a los que llegamos todos. "El cielo es azul", sería una. Pero... ¿lo es? O quizás ¿cada uno ve un tono de azul, pero acordamos verlo así? Pero ¿si alguien no lo viera así? ¿sería un enfermo?
    Más ejemplo... ¿qué sería de alguien capaz de ver las ondas electromagnéticas que nos rodean o la luz ultravioleta?

    Creo que me he enrollado un poco.

    Dante, de nuevo felicidades por el post. Ánimo y sigue sacando cosas tan interesantes.

    Saludos

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  8. -Supersalvajuan, muy cierto. La mentira sobrevive más en el cerebro que la verdad, pues nunca sabemos cuándo tenemos que recuperarla para reafirmarla.

    -Oskar108, es verdad que el cine nos da la cara más sugerente y visible de la enfermedad. Ya sea tocándolo de forma frágil o extrema (recreando actitudes que no se corresponden con la misma enfermedad pero que cuadran con el guión). Es necesario estar informado de qué tipo de trastorno es y en qué consiste para comprender el sufrimiento de mucha gente. Creo que en "Una cierta verdad" lo consigue.
    Jejeje Haulden Caulfield es el prota del libro de Salinger, ¡qué recuerdos me trae ese libro! Una obra maestra que se puede leer ahora y parece que no han pasado los años para los personajes, son perpetuos.
    Muchas gracias a ti Oskar108 por tus comentarios.
    ¡Saludos!

    -Dr. Quatermass, estos films están en forma documental y pretenden plasmar la realidad de estos trastornos o enfermedades, algo que creo que era necesario hacer para ilustrarse en el tema. Desde luego que las plasmaciones en el cine y la adaptación en el guión son absolutamente atrayentes. Cualquier film que pasa en un manicomio se vuelve objeto de curiosidad por parte del espectador.
    Jejej sí Kevin Spacey lo hace muy bien en este film, donde dice que proviene del planeta K-Paxenvía.
    ¡Saludos!

    -Tomas, tu comentario es muy bueno. Tremenda reflexión acabas de hacer, me encanta poder debatir de esta manera el tema. Te felicito por las reflexiones que has hecho.
    Cómo son vistos por la sociedad estos pacientes y cómo intentan luchar por un respiro en sus abarrotadas cabezas de sonidos, voces, etc. es, como dices, convierten a esto en un material sublime de curiosidad.
    Es muy cierto lo que dices, y es por eso que he puesto el dibujo de Escher que se titula "Relatividad", es decir, todo es relativo según quién lo vea o como lo vea. Nadie puede determinar en límites absolutos la locura o no locura, pues vivimos ahogados de ilusiones a todas horas. La convención de los objetos (forma, color, gusto, etc.) no deja de ser un patrón que nos han impuesto, pero no por eso quiere decir que tú tengas en la mente la misma imagen de una manzana que yo, o el color del cielo, como muy bien anotas.
    Lo de las ondas electromagnéticas me ha hecho pensar que, tal vez, el hecho de que una perosna vea cosas que en principio un cerebro normal no estaría capacitado para ver, sea tildado de loco, es decir, que ve alucinaciones, pero es que tal vez no es así. Siemrpe he tenido la idea de que algunos trastornos no son en realidad disfunciones (aunque hay que matizarlo según los casos). Podríamos estar percibiendo elementos que se consideran ultrasensoriales pero que un grupo pequeño de gente puede advertirlas. PEro, claro, en la mayoría de casos se considera locura.
    Muy interesantes reflexiones has despertado con tu brillante comentario amigo Tomas.
    ¡Saludos!

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