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viernes, 29 de enero de 2010

El vídeo curioso de hoy XXIII

Bret Easton Ellis es un escritor famoso por su novela American Psycho (1991), pero, amén de su adaptación cinematográfica del 2000, por Mary Harron, también ha aportado maravillas literarias que lo han catapultado como un crítico de la sociedad pija nortemericana de los años 80. Con la destreza típica de un entomólogo, ha diseccionado, parodiado y escarnizado los defectos más excéntricos de esta capa social que nunca había sufrido hasta el momento una radiografía a fondo. En USA, hasta la publicación de la opera prima Menos que cero (1985), nadie había puesto en duda el tipo de vida que llevaban los universitarios y jóvenes de las clases altas. De hecho, se les veía como a un estrato límpido de vicios, pues se iban a transformar en la clase dirigente del país. Pero Ellis desenmascaró con frialdad las verdaderas intenciones y pasiones de estos locos por el sexo, las drogas, la avaricia, el egoísmo, la egomanía, etc. Es decir, en realidad son la lacra con más pobredumbre de la sociedad.
Un día hablaremos de las versiones cinematográficas de su primera obra, junto con Las leyes de la atracción (1987), puesto que American Psycho fue reseñada en una antigua entrada. Pero si de otra obra tendré que hablar dilatadamente y ahora explicaré sumariamente es The informers (o Los confidentes), un libro de relatos de 1994 y que ahora mismo ocupará un puesto dentro del apartado de los vídeos curiosos.

La puesta en escena de este libro es del 2009, a manos del director Gregor Jordan, pero el script está compuesto por el propio escritor junto con Nicholas Jarecki. Premiada por el Festival de Sundance, esta cinta aglomera las vicisitudes de adolescentes adinerados rebosantes de desidia, pero ávidos de experiencias narcóticas, encuentros sexuales peligrosos y violencia desalmada. A ello se unirán las personalidades de diferentes personajes que han seguido y hasta propiciado esta caída al vacío de una sociedad quemada: los padres y las bandas rockeras.
En un momento del film, una megaestrella de la música, que es un alcohólico, drogadicto y depravado sexual -ansioso por los cuerpos de las y los menores de edad-, se reúne con un productor que tiene la idea de hacer una película sobre la banda.
Atención a cada detalle, porque en 2 minutos se desgrana toda la personalidad del business norteamericano que nadie nos cuenta:





La visión truculenta del SIDA en los ochenta que se aprecia en el noticiario de la televisión se suma a los imperativos del cantante, quien tiene el deseo de llevarse a la menor -con el pleno consentimiento de los dos adultos del habitáculo- sin ambages. Asimismo, las ideas absurdas del productor no hacen más que evidenciar la porquería que se elabora en la magnífica fábrica de ideas de Hollywood: crear basura para que dé dinero, es decir, la gente consume mierda. Qué lástima que todavía estos guiones hechos para superestrellas sigan dando dinero y qué desgracia que permitamos que una persona, por el sólo hecho de ser famoso, pueda hacer lo que le venga en gana y se salte las normas establecidas. Qué mundo más idiota nos ha tocado vivir, y lo peor es que nunca saldremos vivos de este planeta.


Visita el resto de vídeos curiosos de Monstruos invisibles:

I, II, III, IV, V, VI, VII, VIII, IX, X, XI, XII, XIII, XIV, XV, XVI, XVII, XVIII, XIX, XX, XXI y XXII.

miércoles, 19 de marzo de 2008

Christian Bale

Christian Charles Philip Bale es un actor galés con sello de autenticidad: escoge seriamente sus películas y, rara vez, hay una que sea mala o mediocre en la que participe. Los papeles que ha protagonizado son saltos en el abismo, riesgos o retos descomunales y han requerido de un camaleonismo increíble. Films que se sujetan sobre un sólido y meditado guión, metrajes de gran envergadura comercial pero con un sello de provocación que puede dañar los beneficios al tratar temas complejos o hirientes, películas de autor o independientes donde no importa si uno ha de rebajar su sueldo. Así es el actor y sus trabajos. Christian Bale desaparece en el personaje y uno no es capaz de distinguir si hay alguien humano y normal detrás de ese individuo. Una suerte de método Stanislavski de actuación ante las cámaras.
Aunque es muy conocido, ya nadie recuerda o sabe que el actor fue el elegido entre 4.000 candidatos para protagonizar El imperio del sol (1987) de Steven Spielberg. Sí, amigos, era él, y sólo cuando tenía 13 años. Aunque su carrera como actor no se dirigió cogiendo de la mano al popularísimo director, menos mal, pues hubiéramos tenido un Christian Bale protagonizando películas con Julia Roberts, Hugh Grant, etc. (ya me entendéis) o, tal vez, superproducciones donde lo único que cuenta son los efectos especiales y que, al final, el niño que sale en la película salva al mundo con amor.
Bale viró hacia otro tipo de films, entre ellos:
-Enrique V (1989) de Kennet Branagh.
-Metroland (1997) de Philip Saville.
-Velvet Goldmine (1998) de Todd Haynes.
-American Psycho (2000) de Mary Harron.
-Equilibrium (2002) de Kurt Wimmer.
-El maquinista (2004) de Brad Anderson.
-Batman begins (2005) de Christopher Nolan.
-Truco final. El prestigio (2006) de Christopher Nolan.
-Harsh times (2006) de David Ayer.
-I´m not there (2007) de Todd Haynes.
-3:10 to Yuma (2007) de James Mangold.

Bueno, he de decir que no voy a hablar de todas estas películas, sólo he puesto el listado para que veáis qué diferentes son entre ellas.
Vale añadir que el actor debutó en la obra teatral The nerd, en 1984, con Rowan Atkinson. Antes que esto se vuelva una biografía voy a centrarme en 3 películas en especial.
American Psycho de Mary Harron bebe de una de las novelas norteamericanas más impactantes de la literatura contemporánea. El libro de Bret Easton Ellis, con el mismo nombre, no sólo hirió por su crudeza, desgarrando los tejidos de la sociedad consumista yuppie estadounidense, sino por su estilo directo completo de frases duras y cortantes, repetitivas o, con largos soliloquios que destilan la demencia del protagonista. Patrick Bateman es para la literatura un nuevo símbolo de una sociedad, la nuestra. La obra no concede tregua al lector, pues lo va sumiendo en una vorágine de locura sin freno. El estilo y la trama serán los que secundarán la gran mayoría de escritores más actuales: Chuck Palahniuk, Douglas Coupland, Irvine Welsh, David Gilbert, etc. Por tanto, no es una pseudobiografía de un asesino en serie; és mucho más que eso (lo siento, no puedo explicar más).En el film queda claro que se está intentando adaptar el cruento relato de Ellis y se consigue en algunos aspectos: la interpretación de Bale y la puesta en escena (los años 80). Aunque se pierde el simbolismo que tiene el cartel de Los miserables del libro, los asesinatos más crudos y los momentos en que Bateman pierde absolutamente la cabeza en medio de una calle. Aun así, la película está muy bien porque qué difícil trasladar una historia que se narra en primera persona sin que se haga pesada... aquí se logra quitando muchos pensamientos del protagonista.
Miremos este genial fragmento donde se habla de música, se baila y se mata.



La frialdad e hipocresía de la sociedad adinerada y de negocios hace que cualquiera pueda hablar con otro sin escucharlo, con aparente empatía pero bajo una máscara de desinterés. La película se basa en ello de una manera maestra y consigue que un psicópata haga y deshaga a su antojo sin que a nadie le interese o sin que nadie quiera mover un dedo. Un loco Bateman es, tal vez, el más cuerdo de todos los integrantes de la sociedad en la que se inmiscuye. Ellis ya hizo esto con su primera novela Menos que cero, pero en ese libro su diana eran los jóvenes ricos universitarios.
La película recoge los momentos más magníficos y minimalistas del libro: la lucha psicólogica por saber quién tiene la mejor tarjeta de visita y, sobre todo, cuando Bateman mete un cadáver en una bolsa y unos amigos, cuando lo ven arrastrándola, le paran para preguntarle si la bolsa es de Jean Paul Gaultier.
En este fragmento veremos cómo se habla de mujeres y de Ed Gein.



Para el papel de Bateman, Christian Bale tuvo que someterse a una rigurosa dieta y a sesiones de gimnasio de 3 horas, algo que se ve claramente en el film si lo comparamos con películas anteriores a ésta.
Vayamos a otra escena donde se mata y Patrick explica sus sentimientos de culpa hacia una novia que le importa bien poco todo, sólo las apariencias:



Al fin y al cabo todo es un juego de apariencias e identidades. Esos monstruos invisibles que tenemos cada uno de nosotros.

Equilibrium de Kurt Wimmer es un ejemplo de película incomprendida por los mecanismos de Hollywood, que quisieron casi no comercializarla para que no eclipsara la saga de Matrix. Tanto es así, que en España no se ha editado nunca. Es una pequeña joya cinematográfica que se basa libremente en el libro Fahrenheit 451 de Ray Bradbury y Un mundo feliz de Aldous Huxley. En un futuro hipotético, nuestra sociedad es robada de sentimientos, para ello se deberá aniquilarlos con un fármaco ("prozium") y quemar todo lo que incite un mínimo de pasión humana: el arte. Se pueden encontrar incluso paralelismos en la fotofrafía de la versión que hizo François Truffaut en Fahrenheit 451 (1966) de la obra de Bradbury.
Vayamos a ver un fragmento del principio de la película que a mí me gusta titular como: "El último hombre que vio la Mona Lisa".



Bale es el clérigo tetragammaton John Preston, el cual empieza a debatirse entre sentir o no sentir en una interpretación más que excelente; eleva la película a algo más que un buen metraje de ciencia ficción.
Como se dice en la película:
"-¿Cómo te sientes?
-Yo no siento nada."
La sociedad es una suerte de nazismo que, viendo las calamidades después de la 3º guerra mundial y los errores de los humanos, decide privarlos de su condena.
Un film que puede dar mucho que hablar: páginas, horas, ...

Vayamos a una película indispensable: El maquinista de Brad Anderson. Si hacemos un repaso a la filmografía de Christian Bale observamos que un año después de este film hizo Batman begins. En ésta tenía un cuerpo superatlético y fuerte... hagan cuentas en cuanto tiempo consiguió tener el cuerpo de Bruce Wayne. Miremos qué tuvo que hacer para encarnar al protagonista: perder 30 kilos; sólo se alimentó con una manzana y una lata de atún al día. De hecho él quiso llegar a pesar sólo 50 kilos y los productores, temiendo por su vida, le dejaron sólo en 58. Tanto llegó a meterse en ese círculo vicioso (el papel y el peso) que quería continuar, incluso después de la película, perdiendo peso. Papel indiscutiblemente de manual donde se narra la vida de un trabajador que manipula máquinas y que lleva sin dormir un año. De repente, un día por culpa suya uno de sus compañeros se sierra una mano y empezará a establecerse un extraño complot contra él. A esto hay que sumar que alguien entra en su casa y le deja extrañas notas en la nevera.
Veamos el sugerente principio:



Todo está envuelto bajo una atmósfera fría, oscura, con una música hipnótica que conjugan perfectamente con la mente de Reznik. El insomnio del protagonista está perfectamente expresado, ya que en el cine muy poquísimas veces se ha tratado con rigor o con verosimilitud. Sólo hay que ver Dead awake (2001) de Marc S. Grenier (mal interpretada, mal dirigida y mal escrita) o Insomnio (2002) de Christopher Nolan (con momentos buenos. Por cierto, éste es el director de Batman Begins y Memento). Poco más hay sobre el tema y en este metraje se crea una simbiosis perfecta entre la realidad y la mente de Trevor.
Adelante con este fragmento:



El film está construido como un relato corto: todo estalla al final; pero nada sobra, cualquier detalle es útil, no hay nada gratuito y, si no, fijaros en los relojes y en la torre de control del aeropuerto cuando miréis la película.



Juegos de sombras entre lo onírico, lo fantástico y lo real. Una trama muy bien escogida y mejor planteada y expresada. El Reznik de El maquinista dista mucho del Bateman de American Psycho y el Preston de Equilibrium, aunque en ellos reside el mejor actor en estos años. Sí, detrás de esos monstruos invisibles se encuentra Christian Bale.