jueves, 31 de diciembre de 2009

Violencia en papel

Después de la arrolladora experiencia de plasmar la violencia en plastilina a manos de Takena Nagao, vamos a trasladarnos a otra sublime forma de retratar la vorágine de golpes, sangre, decapitaciones, etc. en un cortometraje hecho exclusivamente en celulosa. La idea del movimiento entre los personajes va a estar determinada por la rapidez en que el director mueva unos trozos de papel. Videogioco (2009) de Donato Sansone es uno de los últimos reductos de este año que se diluye, pero que goza de ejemplares muestras de cine independiente.

Pero, mejor, vayamos a ver sin preámbulos esta extraña joya:

VIDEOGIOCO by Donato Sansone from Enrico Ascoli - Sound Design on Vimeo.



Muchos soportes son los que se pueden utilizar para expresar las ideas más macabras de unas mentes enfermizas y ávidas de sanguinolientas aventuras que, por cierto, tanto nos atraen y gustan.

sábado, 26 de diciembre de 2009

Ampop Films

Para los amantes del cine antiguo en inglés existe -paradógicamente- un canal en Youtube que permite visionar películas enteras sin interrupción alguna. Es curisoso el caso de Ampop Films.

Podréis encontrarlo:
-desde Youtube
o
-desde la página Sling

Allí encontraréis títulos tan variopintos como: Carnival of souls, Night of the living dead, Return of the Kung-Fu Dragon, Wasp woman, The best of Abbott and Costello, y un larguísmo etcétera.
Debido a que las compañías cinematográficas han vetado la difusión de estos films por la red, se han anulado los códigos de las películas para insertarlos en otros espacios que no sean este canal. Uno de los pocos testimonios que todavía no han sucumbido a esta prohibición absurda es el "documental" panfletario de la extrema derecha norteamericana llamado Reefer Madness (1936) de Louis J. Gasnier. En este largo se intenta evitar que la población joven caiga en la tentación de fumar marihuana, pero desde una óptica totalmente deturpada y exagerada, tanto es así que la han transformado como un ejemplo de película de culto. Se trata a esta droga como el mal más pernicioso de la sociedad, calificándola como más peligrosa que la heroína y la cocaína. Las risas están, por tanto, más que aseguradas.
A disfrutar:

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Tejados y violines



La Kabbalah, corriente del pensamiento judío, comprende el número 23 como símbolo de la recompensa kármica, así expresa el éxito profesional y personal. En este blog significa un mes de vida más, que no es poco.
El vídeo de hoy pertenece a la película El violinista en el tejado (1971) de Norman Jewison y basada en la novela Las hijas de Tevye de Sholom Aleichem. La canción no es otra que la celebérrima "If I were a rich man", un alegato a la fortuna de tener más poder económico.
El film versa la historia de un padre tradicional, Tevye, que se contenta con poco y que mantiene la honradez en su trabajo, pero quiere para sus hijas un futuro mejor. Por mucho que batalle para desposarlas con pretendientes más bien remunerados que él; los cambios políticos van a tirar por el suelo sus anhelos. Y es que el dinero tan rápido como viene, se va. Y si uno no está en el poder, pierde todo lo que tiene.
Los deseos se escapan como las notas de un violín ondeando por un cielo raso. Al final lo que escucha uno a lo lejos es al viento ululando.

viernes, 18 de diciembre de 2009

El búfalo perdido del 66

Vincent Gallo es un personaje peculiar dentro del panorama artístico, pues ha conreado la carrera de actor, director, modelo de ropa, pintor, compositor y cantante. Dentro de esta
marabunta de creaciones, vamos a centrarnos en el aspecto del séptimo arte, donde ha cristalizado dos films y ha protagonizado numerosos largos. Su labor en este campo ha demostrado que es un actor difuso, perdido en metrajes poco imaginativos y mediocres -amén de alguna pequeña excepción, pero que muy pequeña-.
Pero Vincet encuentra el norte con un imaginativo y brillante producto (en el año 1998) con Buffalo'66, donde convergen una ideal tarea de director con la de guionista y actor.
Genial película donde se establecen unos cánones muy personales de encuadre, fotografía y con una historia que se debate entre la comedia sutil y el drama conmovedor, lejos de cualquier cliché totémico de la industria cinematográfica.
El largo está dividido en 2 partes por su tono:
-la primera es una comedia repleta de ironía y humor negro;
-la segunda; un drama tintado de experiencias derrotistas con una evolución magistral.
La historia que nos cuenta Gallo no puede ser más sublime:
Billy Brown es un hombre que sale de la prisión después de haber pasado los últimos 5 años encerrado por un delito que no ha cometido. Para evitar la vergüenza social de tal acto, miente a sus padres aduciendo que es un hombre de negocios adinerado y casado que ahora se encuentra en la ciudad. Sus progenitores, Jimmy (Ben Gazzara) y Jan (Anjelica Houston), le piden que los pase a visitar con su "mujer". A Billy no se le ocurre otra animalada que secuestrar a una bailarina, Layla (Christina Ricci), para que se haga pasar por su esposa. A partir de aquí se sucederán algunas de las escenas más memorables de esta película, donde se mezclarán las originales técnicas de encuadre de Gallo con la disección de personajes locos: sus padres esconden unas terribles extravagancias que propiciaron la inclinada vida de Billy.
Veamos un fragmento: Billy llega a su casa con su nueva esposa y ésta conoce a sus padres.


Las posiciones de cámara de Gallo no dejan de sorprender por su originalidad, pues, como hemos visto, en un principio hay 4 personas que ocupan la mesa y cada vez que uno se levanta o calla, la cámara se pone en la posición de la silla vacía o muda. De esta manera se crea una sensación extraña de "decorado falso", parece que cambie, pero no es así.
El personaje de Billy contendrá un fondo interesantísimo que estará basado sutilmente en el equipo de los Buffalo, así se enhebrará el guión con el resto de personajes: la madre, su amigo Rocky, un mafioso, etc.
Layla nos deleitará, además, con dulces escenas de baile y es aquí donde veremos a la mejor Christina Ricci.
Vayamos a ver a Layla interpretando "Moonchild" repiqueteando sus zapatos de claqué. Sencillamente hermosa:



Con estos tintes de película vintage más la forma fabulosa del cine underground, Gallo nos obsequia con una obra maestra de la comedia y drama.
No tiene pérdida: las escenas en un club de striptease en el coletazo final del metraje.
Terminemos este post con Jimmy interpretando una deliciosa canción, dedicada a Layla, acompañada de una excentricidad final:

martes, 15 de diciembre de 2009

Créditos sublimes III

Retomando la sección de las menciones más especiales en lo que concierne a los títulos de crédito de los films vamos a deleitarnos con 2 ejemplos más de este fascinante arte.
El primero es todo un clásico en el cine de acción y que merecerá una especial reseña en una futura entrada: Steve McQueen en Bullitt (1968) de Peter Yates. Una fabulosa introducción nos sumerge en las intrincadas tramas de mafias y policías en una lucha inusitada de subterfugios sin descanso.
La forma en que se urde una historia en estos títulos son maravillosos, brillando por encima de cualquier metraje actual que invierta millones en efectos especiales. La música jazz que se oye de fondo -del compositor Lalo Schifrin- no puede amoldarse mejor al ritmo y a las imágenes que se van sucediendo, con una técnica envidiable y muy difícil de superar.
Obra maestra, sin duda alguna.



El segundo ejemplo representa un film ya conocido en este blog por haberse tratado en la penúltima entrada: Ex drummer (2007) de Koen Mortier.
La originalísima propuesta del director no puede dejar indiferente a nadie, pues, a parte de insertar una historia harto interesante, lo muestra de una forma que en otras manos sería un desastre: crear un rebobinado de unos minutos filmados de forma normal y que quede perfecto.
Además, Mortier nos deleitará con unos efectos curiosos en la forma en que aparecen los créditos: se encuentran escondidos en todo tipo de objetos, en la cabeza de los personajes, etc.
Todo un hallazgo este título de crédito que demuestra una vez más que se puede todavía labrar en un campo antes yermo, que es el de este microgénero.
Adelante con las aventuras del grupo de rock:



Visita el resto de entregas de esta sección:
-Créditos sublimes I
-Créditos sublimes II.

viernes, 11 de diciembre de 2009

La cornamusa a la deriva

Muchas veces es difícil discernir cuándo una película se está basando en un hecho real, pues en el momento de la recreación fílmica se añaden elementos ficticios para que se amolden al ritmo y al género en el que se quiere encorsetar.
Open water 2 (2006) de Hans Horn es un largometraje que se basa en un hecho real bastante truculento: unos jóvenes se lanzan en alta mar con un yate, enclave perfecto para poder dar rienda suelta a los placeres etílicos y a un baño reconfortante. Todo ello provocará que, con la euforia de lanzarse desde la borda, olviden lanzar la escalerilla que les permitiría volver a subir y retornar a casa. Un infierno en las aguas.
Este hecho, que supone un porcentaje de muertes en alta mar (aunque no lo parezca), sirvió de apoyo a Horn para articular un film terrorífico, pues uno siente que le podría pasar (puede parecer imposible, pero cabe una posibilidad más grande de lo que creemos). Pero lo más curioso -y en esto se apoya esta entrada- estriba en que ese mismo año se creó un cortometraje español que usaba el mismo hecho real que Open Water 2: Cornamusa (2006) de Nacho Albert.
El planteamiento y desarrollo son absolutamente calcados, y aquí cualquiera podría sospechar que existe la sombra implacable del plagio en uno de los dos. Resulta raro que un hecho real sea convertido en film dos veces en un mismo año. Pero hay algo más que nos va a resultar más extraño y fascinante en este entramado de películas iguales. Pero antes, vayamos a ver los dos ejemplos.

Cornamusa (2006) de Nacho Albert:


Open water 2 (2006) de Hans Horn:


Viendo las enormes concomitancias de los dos ejemplos podemos llegar a la conclusión de cómo es posible que en un mismo año dos proyectos se apoyen sobre un hecho que podría haber ocurrido hace años. Puede ser casualidad, pero lo que no es tanta casualidad es que el film de Hans Horn en Australia se llamaba Adrift, y en otras partes del mundo se le añadió por el motivo siguiente: es el nombre de un relato corto de Koji Suzuki, del libro Dark Water, el mismo libro que contiene otra historia que sirvió de guión a la celebérrima cinta de terror japonés (2002) de la que se hizo una versión norteamericana en 2005. Y, por tanto, el cuento "Adrift" narra las mismas vicisitudes que se describen en los ejemplos anteriores.
¿Quién copia qué o a quién? ¿Se basan realmente en un hecho real alguna de las dos? ¿Por qué aparecen en el mismo año?
Misterios insondables de la industria cinematográfica, pues ¿será el cuento de Suzuki un hecho real? ¿Qué sea verosímil lo convierte en no ficticio?
Demasiadas preguntas conllevan una duda terrible sobre lo que estamos viendo.
Por cierto, una cornamusa es un instrumento de viento de la época romana que contiene dos vocablos: corne 'cuerno' y muse 'divertirse'. A divertirse al agua.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Antes, batería; ahora, perdedor

¿Qué tienen las historias sobre perdedores y gente derrotada que tanto nos fascinan? Considero que es el tipo de personajes que más público atraen, supongo que por la morbosidad decadente que nos despiertan, donde sus miserias más execrables nos hacen disfrutar de sus vidas abolidas por monstruos invisibles creados por ellos mismos, o engendrados por una mísera sociedad que permite que gente de lo más estúpida esté en el poder o en la más absoluta miseria.
Ex drummer (2007) de Koen Mortier no es una obra maestra, ni siquiera formula debates nuevos sobre la problemática de las estirpes más baja de un país, pero sí muestra una hornada de hordas deliciosas de perdedores con un descaro que muchos censurarían y con unos efectos visuales chocantes. La historia no puede ser más bizarra: Dries es un escritor que recibe la inesperada y extraña visita de 3 personajes "minusválidos" que desean que forme parte de su grupo de rock, pues les falta un batería. El único problema es que Dries no es "minusválido", como el resto del elenco, y, además, no sabe tocar la batería. Koen, el cantante, es un skinhead con un detestable defecto al hablar que, a parte de ser un terrible violador, tiene la extraña manía de vivir cabeza abajo, es decir, caminando sobre el techo. Iván es un guitarrista completamente sordo con una compulsiva adicción a las drogas y que vive con su mujer e hija, de lo más deleznables que uno pueda encontrar. Finalmente está Jan, un bajista que tiene un brazo inutilizado -no lo puede doblar- y que vive con una madre violenta y calva y con un padre que se encuentra atado con camisas de fuerza a una cama.
¿Qué más se puede pedir? Pues un vídeo que he subido y que ilustra aproximadamente las delicias de esta soberbia gente.



El muestrario que ofrece Mortier en algunos momentos es como un calco de películas como Trainspotting, Dead or alive y un ritmo de las diálogos harto usado hasta la saciedad por el sobrevalorado director Guy Ritchie, amén de una larga lista de otras influencias.
Pero al fin y al cabo lo que nos interesa son tres elementos que se pueden subrayar de esta bizarra cinta: las perversiones y curiosidades de los personajes, la insólita historia y los efectos visuales que ofrece el director. Ésta baza es la más imperiosa de la película, y es la más original y atractiva.
Una cosa nos enseñarán: todos los extremos acaban fundiéndose en los vértices de un círculo inacabado que acaba fundiéndose. Todos somos perdedores en alguna de nuestras ocultas personalidades.
Drier acabará, por tanto, rindiéndose a la morbosidad del perdedor más detestable, lo que no sabe es que él es igual que ellos, aunque todavía no lo haya advertido.