lunes, 31 de marzo de 2008

Clerks

Últimamente en este blog trato películas que se apoyan en el diálogo y el maravilloso encanto de las palabras. Un film que cristaliza el poder de este elemento es Clerks (1994) de Kevin Smith, que se presentó con grandes alabanzas en el festival de Sundance y ganó dos premios en el festival de Cannes. Film de referencia obligada, cuando se habla de cine independiente, porque mezcla de una manera muy sutil diferentes situaciones o pequeños gags que se encuentran entre el humor inteligente y el humor gamberro. Este largometraje es la comedia que todo joven hubiera querido hacer para dar a conocer a todo el mundo las peripecias hilarantes de personajes raros, las charlas magníficas sobre teorías sobre el mundo y las películas, etc.
La historia no puede ser más sencilla: un día de trabajo de un empleado en una tienda Quick Stop. A partir de aquí todo son piruetas de los diálogos y mezclas de personajes bizarros que entran y salen de la película pero que dejan una huella imborrable (el tipo que vende chicles, el "bola de nieve", el primo ruso ...). Película de obligado visionado donde podemos encontrar a un director que crea su opera prima y se abandera como un director de referencia. Esta película tuvo una nula repercusión, en España y en gran parte del mundo, cuando apareció pero el sistema que la hizo perpetuarse a través de los años fue el boca a oreja. Siempre la recomendación de este film ha funcionado. De hecho estamos ante un film con un presupuesto prácticamente nulo y, la verdad, no necesitaba más dinero, así está perfecta. Smith se encontró la cámara en la basura, el Quick Stop que aparece es propiedad de sus padres y tuvo que rodar todas las escenas que ocurren dentro del local por la noche, para no parar el funcionamiento de la tienda. Como veis es un film autosubvencionado y está clarísmo que está rodado en blanco y negro para ahorrarse gastos de iluminación y fotografía.
La historia de Dante Hicks empieza cuando el jefe de la tienda donde está contratado lo llama para que trabaje un día que, en realidad, no le toca, pues esa jornada tiene fiesta. A partir de aquí su lema para quejarse de su asquerosa y monótona vida durante todo el día será: "¡Si ni siquiera me tocaba venir hoy!". Toda una cantidad de desgracias y situaciones absurdas ocurrirán el día que se convertirá en el peor de su vida, a prioiri, pero también en el más intenso. Las peripecias están acompañadas por el vago y canalla Randal Graves, trabajador inerte de un videoclub donde sólo van las personas que les gustan las películas más malas de la historia. El mundo idiota en el que viven los dos protagonistas no puede ser más perfecto para crear una historia repleta de joyas como ésta que os voy a presentar:



Las teorías de dos bandos: el de la mujer y el del hombre. Dos géneros enfrentados por una cuestión estúpida pero que nos parece tan cercana que lo único que podemos hacer es ponernos a reír; Dante es el número 37.
Me encantan las intervenciones de los personajes secundarios en la trama, pues son los que hacen que la película se vuelva más surrealista de lo que es.
Sin duda, el personaje con un peso humorístico increíble, por sus frases, es el personaje de Randal. Un rol que el mismo director (que encarna a Bob el silencioso) quería interpretar pero que, afortunadamente, no lo hizo.
Veamos cómo encarga por teléfono unas comandas mientras sirve a sus clientes:



Es una lástima que Kevin Smith creara una película tan fresca y dinámica y, luego, hiciera típicas comedias americanas con pequeños (o me atrevería a decir pequeñísimos) tintes del humor de Clerks. El resto de films de Smith no aportan nada que no se haya visto antes, es más, el profanar a los personajes de Clerks para hacer films estereotipados es lo peor que se le ha ocurrido a un director como él. Huelga decir que voy a evitar decir nada sobre la segunda parte del film que trato hoy. No se lo merece.
Para pasar un rato delicioso os voy a dejar con los mejores minutos de Clerks:



Sobra decir que la mujer que cree que es importante tener un buen trabajo para mantenerse sano mentalmente es masturbadora de caballos en una granja, o sea, mamporrera. En este vídeo hemos visto una sucesión de gags muy buenos, entre ellos, la teoría de la sociedad civilizada y sus intereses económicos con la Guerra de las galaxias. Hay muchos más momentos sublimes pero que es mejor que los volváis a ver en el film ya que aquí no hay mucho espacio para escribir tanto.

sábado, 29 de marzo de 2008

Siniestramente bello

Agradezco mucho las películas que transcurren en un único espacio y, más, si los personajes están trastornados por un dilema interno de su personalidad.
Un espacio cerrado puede generar sentimientos claustrofóbicos que pueden entonar perfectamente con la temática de una trama o, por contra, puede crear una fabulosa historia de detectives y asesinatos, como La soga (1948) de Alfred Hitchcock. Un film siniestramente bello para mí, según este axioma, es Bug (2006) de William Friedkin (injustamente inédita en España). Extraña, bizarra y profunda película que centra su trama en una habitación de un motel, y nada más. Un espacio pequeño que es una gran caja de Pandora donde eclosionan las más perturbadoras sensaciones de dos personajes: un exmilitar y una camarera. Después de una dura jornada de trabajo Agnes (Ashley Judd) vuelve a su solitaria vida en un motel de carretera donde no para de recibir llamadas de alguien desconocido que no suelta palabra. Al cabo de un rato recibe la visita de dos personas: su mejor amiga y un hombre (Peter) que se ha encontrado en un pub. La amiga los deja solos para que se conozcan y empiezan a hablar y, más o menos, a conocerse. De repente empezará la trama a impregnarse de estupor: Peter se levanta de la cama donde están durmiendo y a hurgar entre las sábanas; ha encontrado un bicho recorriéndole el cuerpo. En principio todo esto no depararía ningún conflicto grave en una historia pero aquí es esencial, pues Peter empieza a ver que toda la habitación está acumulando insectos "invisibles". Los intrusos no son una identidad baladí, empiezan a garrapatear las mentes de los dos personajes. Agnes, en un principio, no ve nada de lo que Peter dice pero empezará a destapar una trama de complots y tragedias personales muy sugerente. El largometraje bandea entre la locura y el terror psicológico, los experimentos de los médicos con los soldados que han intervenido en una guerra, el complot contra dos individuos normales, las identidades que se ocultan bajo una máscara, los celos, la violencia, etc. Muchos temas para un espacio tan pequeño y con únicamente dos personajes. Se resuelve como la tragedia más grande con unos elementos mínimos. Reconozco que es la inmersión más grande hacia la mente de un personaje y la influencia sobre otro (incluso más que en la película Pi: fe en el caos, en el post: "Moviemaths" del blog). Podría explicar más temas que se tratan en la película pero os chafaría la intriga: el film se explica por sí solo.



La personalidad enfermiza de Peter (Michael Shannon) va contagiando progresivamente la mente de Agnes de una forma sublime. ¿Qué habrá visto ella realmente en el microscopio? Intriga asegurada.
Este film fue premiado en el festival Firesci en Cannes en la sección "Quincena de realizadores". Película que se ha vuelto invisible para muchos pero que encierra un pletórico debate entre la delgada línea que separa la razón de la enajenación mental.
Muy recomendada.

Un film que sigue a rajatabla la idea de utilizar un único espacio y la intervención de dos personajes es La huella (1972) de Joseph L. Mankievicz. Película que adaptaba la obra teatral de Anthony Shaffer. Actualmente hay un remake sublime, donde el guión está tocado por las manos del premio Nobel de literatura Harold Pinter, la dirección está distribuida por Kenneth Branagh y la interpretación está a cargo de Michael Caine (también protagonista de la primera adaptación) y Jude Law. Me voy a centrar en esta versión, pues me parece excelente en todos los niveles, aunque la primigénea es arrebatadora, por supuesto. Un escritor de novelas policíacas vive encerrado en su mansión y un día recibe la visita de un joven, Milo Tindle, que es el amante de su esposa. Aquí empezará una batalla sin freno de personalidades, la seguridad y aplomo de un hombre maduro con la de un hombre con, a priori, tintes de inocencia juvenil. Todo está maquinado bajo las artimañas de un artefacto a punto de eclosionar.
Veamos sólo un fragmento de la película donde se desarrolla un diálogo extraño pero con pinceladas de ingenio:



El film está programado para mezclar dos géneros: el del teatro en estado puro y el cinematográfico. Un espacio; dos personas; una tensión a punto de quebrarse. Se crea un siniestro juego de venganzas que llegan a inquietar al espectador de una manera atenazadora.
El enfrentamiento actoral es sorprendente. ¿Qué posibilidades tiene Jude Law contra Michael Caine? Pues gana de sobra y ofrece a un servidor las posibilidades de Law en el cine; aquí sí es un actor de verdad. Increíble actuación que encarnó Caine en los años setenta, con el personaje de Milo, y donde ganó al mismísimo Laurence Olivier. El rol de loco extravagante a Law le viene como anillo al dedo, mucho más que lo que ha ido interpretando hasta la fecha. Personajes con múltiples vértices que conglomeran una figura geométrica de proporciones perfectas.

Dos films, Bug y La huella, siniestramente bellos que demuestran la calidad de actores, directores, guionistas, etc. a la hora de crear conflictos internos de personalidades arrolladoras.

jueves, 27 de marzo de 2008

Ataque verbal

Roger Gual (Smoking room) crea un tipo de películas que se sustentan sobre los diálogos o soliloquios de unos personajes. A partir de sus palabras podemos definir qué tipo de personalidad y qué nivel intelectual tiene el protagonista; amén de muchas otras cosas. Sus personajes son creíbles porque el director les da unas ideas o pautas sobre lo que luego deben explayarse con un lenguaje y un ritmo natural. En la entrada del blog sobre Smoking room podemos verlo claramente. Los que hablan son verosímiles, reales, no están impostados, parece que ni siquiera estén actuando.
La idea fundamental es obtener la espontaneidad, y eso se obtiene bajo una pequeña improvisación. Diálogos minimalistas donde se habla de un tema sencillísimo pero que esconde un tema más importante. Es, al fin y al cabo, la delicadeza y la sutileza de la charla tal como es. Se obtiene un resultado muy cercano a la realidad mágica de las conversaciones banales que tenemos cada día.
En el 2006 Roger Gual hizo Remake, una película conversacional mezclada con un drama más al uso. Veamos el principio de la película, que nada tiene que ver con el desarrollo del film pero que recuerda al estilo que inició con su primer largometraje. La charla sencilla de dos vigilantes que están agotados de tanta desidia:



La conversación en sí no nos forma o nos instruye de algo, no hay nada didáctico; nos informa de cómo son los personajes: su lenguaje, su agotamiento al hablar, etc. Pero, eso sí, de una forma indirecta, con anécdotas y teorías absurdas. Muy familiar me parece esto, demasiado real.

Pero en el año 2000 ya se empezó a hacer algo parecido y muy original: Ataque verbal de Miguel Albadalejo. Si en Smoking room una serie de situaciones conformaban un todo, aquí veremos 7 anécdotas que crean eslabones de una cadena: cuando en una historia se habla de un personaje que no está ahí, en la siguiente aparecerá, la persona mencionada, en otra situación distinta pero relacionada, y así hasta el final. Creo que es una manera muy original de concatenar historias, de hecho, hasta hace poco creía que sólo se había hecho en literatura: Ningún Dios a la vista (2005) de Altaf Tyrewala.
La película se divide en 7 "ataques verbales" con un título que sintetiza la esencia de la charla. La explicación de una anécdota nos dirigirá hacia otra en otro sitio y lugar pero con un personaje común distinto. Una cadena perfectamente eslabonada.
Miremos la primera situación que se titula: "Lo que mejor funciona es que te digan exactamente lo que tú quieres oír".



Una dialéctica profunda y filosófica desemboca en una situación real y burda. Genial mezcla entre pensamientos y teorías sobre nuestros deseos y defectos. Técnica de pequeños cortos que, aparentemente, son independientes pero que tienen algo en común.
Técnicas nuevas e innovadoras para el cine que refrescan el panorama narrativo de una historia. Sólo guión. Nada de acción. Las palabras pueden ser la herramienta que explique historias simples pero que abarcan los sentimientos universales del hombre.
Uno de mis "ataques verbales" favoritos es: "Tú ahora dices que eres bisexual porque le has tocado las tetas a la Virgi". Se produce dentro de una tienda de campaña en una acampada de niños en el bosque bajo la vigilancia de dos chavales.
Adelante con ellos:



El guionista ha sabido captar perfectamente el tipo de lenguaje y las muletillas que utilizarían unos chavales de esa edad y cómo se preguntan y razonan cuestiones y teorías sobre el sexo, lo paranormal, el amor, etc. Lo más interesante es que en el siguiente "ataque" aparecerá la Virgi con sus problemas y sus tribulaciones.
Hilarante conversación la de los dos muchachos que, aunque está escrita en un guión, está perfectamente interpretada con naturalidad y verosimilitud (nos los creemos) y que puede ser algo parecido a un pequeño extracto de una charla que hayamos podido tener algún día, con alguien, sobre estos temas u otros. Lo más importante es que estas películas son pequeños extractos de una realidad meditada.
Puntos de vista distintos sobre la manera de enfocar el lenguaje cinematográfico.

martes, 25 de marzo de 2008

Guillermo Arriaga

Guillermo Arriaga es un escritor mejicano que describe la relación del hombre con la muerte y los "hondos dolores de la vida" (como anota él mismo cuando se define) con una estética absolutamente cruda y arrebatadora. Su producción literaria se puede resumir en 3 novelas: Escuadrón guillotina (1991), Un dulce olor a muerte (1994) y El búfalo de la noche (1999) y 1 libro magistral de cuentos: Retorno 201 (2003). El claro signo de su estilo se puede vislumbrar en los guiones que hizo para películas. Aquí es donde uno, aunque no sepa quién es Arriaga, puede establecer un denominador común:

-Amores perros (2000) de Alejandro González Iñárritu.
-21 gramos (2004) de Alejandro González Iñárritu.
-Los 3 entierros de Melquíades Estrada (2005) de Tommy Lee Jones.
-Babel (2006) de Alejandro González Iñárritu.
-El búfalo de la noche (2007) de Jorge Hernández Aldana.

Aunque existen otras colaboraciones como guionista, con los ejemplos anteriores se puede observar qué tipo de estilo rige la creación del mejicano.
Unas películas que, como en sus libros, se acercan al hilo tan delgado que separa al ser humano de su destrucción. Los bajos instintos animales que llevamos latiendo en nuestro interior eclosionan en una espiral de violencia inusitada. Un libro como Retorno 201 nos acerca claramente al ideario de Arriaga en sus films, aunque en éstos se crea una gran estructura arquitectónica para ordenar las diferentes tramas. Las películas del guionista se basan, principalmente, en los instantes que unen a diferentes personas con sus miserias humanas. Un segundo puede establecer un vínculo eterno entre diferentes vidas que desembocan en un acercamiento fatal con la muerte o el dolor.
Amores perros ya planteó qué tipo de lenguaje utilizaría para sus futuras creaciones. Un accidente de coche puede trastornar el devenir de 3 personajes que, directa o indirectamente, tienen una relación con él. Las figuras que se utilizan son de una gran envergadura pasional: el perro de pelea, el perro escondido bajo el suelo de un piso, etc. La utilización de la consecuencia de una acción en el devenir de otra persona es el método del que Arriaga se servirá para crear acciones triangulares.
Observemos este fragmento, que es el detonante donde todo empezará a revolucionar el destino de 3 personas, o sea, los daños colaterales de una acción:



Creo que la figura trágica del personaje que encarna Goya Toledo es excepcional. El perro, en este caso, es un monstruo invisible que va recorriendo el subsuelo del piso y que recorre también las entrañas más hondas de los protagonistas. Se puede establecer un parangón con la figura de la araña en el cuento "La migala" del escritor mejicano Juan José Arreola. Arriaga bebe de las fuentes de este escritor como la de Juan Rulfo (Pedro Páramo) para tratar los temas de la muerte, que está cercana al hombre y se convive con ella.
Una película que goza de una intensidad dramática muy grande y donde los personajes, a diferencia de los triángulos amorosos de un film convencional, mantienen una relación tripartita y donde todo se convertirá en un acontecimiento que los bajará a los más oscuros niveles trágicos de la vida.
La actuación de Gael García Bernal es fabulosa, pues bandea entre los barrios más violentos a el amor de una chica maltratada por su marido y por la consecuencia de un accidente, entre otras muchas situaciones que no puedo relatar. Os explicaría demasiado.
En la película se pueden considerar como influencias a Quentin Tarantino (la deconstrucción de la trama, Pulp fiction) y a Krzysztof Kieslowski (la trilogía: Tres colores; en la imbricación de personas al azar). La escena que hemos visto del perro sangrando en la parte trasera recuerda a los gritos de Tim Roth, en la misma situación, en la película Reservoir dogs.
Un film que marca el inicio de un tipo de películas vistas desde un prisma muy revolucionario.

21 gramos supone el juego del creador con el espectador. Un film grabado de forma lineal pero deconstruido después para crear una atmósfera de estupefacción. El trabajo más laborioso reside en cómo dividir en tantas partes una historia que nos sume en el caos ordenado. Arriaga e Iñárritu nos dan, de una manera dosificada, las piezas de un puzzle que hemos de montar en nuestra mente, pero que no podemos identificar el dibujo que forman todas ellas en su totalidad porque nos faltan piezas fundamentales. Con la suma de todas ellas podremos reconstruir lo que al principio nos han dado deconstruido.
El film trata sobre el trágico momento de 3 personas que se encuentran dando equilibrios entre la muerte y la vida. Una experiencia los une (como en Amores perros) y provoca un remolino de pasiones y rebeliones contra la tragedia humana.
Paul rivers (Sean Penn) es un profesor que espera la llegada de un nuevo corazón que le alargue la vida. El día que lo llaman para el trasplante provocará un deseo de conocer a quién petenecía. Naomi Watts interpreta el papel de una exdrogadicta que, una vez recuperada, pierde en un trágico accidente a sus hijos y a su marido. Jack Jordan (Benicio del Toro) es un exconvicto que se refugia en la religión para redimir su vida de pecados. Con estas tres vidas se obtendrá un argumento fenomenal y, a modo de muñecas rusas ("matrieskas"), se irán recomponiendo a medida que el film avance.
Veamos un fragmento de la película donde se profundiza sobre el sentido de estas vidas:



Sobra decir que, aparte de cómo está mostrada la película, los actores adoptan un registro que sólo ellos saben hacer. 3 valores indiscutibles del cine: Sean Penn, Naomi Watts (junto con Nicole Kidman, las 2 mejores actrices actuales) y Benicio del Toro. Es curioso ver cómo Penn ganó un Óscar por su interpretación en Mystic river y no en 21 gramos, cuando es evidente que esta última es mejor a nivel interpretativo; es un papel de maestro. Sean Penn interpreta 3 personalidades distintas bajo la apariencia de un mismo ser. El protagonista revive unas experiencias tan crudas que se pasa del Paul Rivers enfermo y casi moribundo al Rivers sano y rebelde, hasta concluir con el Penn más derrotado de todos.
La genialidad de la morfología del cine reside en que lo más importante no es el final o, mejor dicho el fin de la historia narrada, sino, en un pequeño acontecimiento que se encuentra en medio de la narración, pero que, claro, no se nos mostrará hasta los últimos minutos.

En la película Babel se vuelve a utilizar la técnica de 3 pesonajes unidos por un elemento común que ellos desconocen. He de reconocer que las situaciones están muy bien logradas, sobre todo la inserción de la historia de la japonesa sordomuda, que crea un estado de ruptura con el resto de acciones espectacular. Pero el pequeño problema del film reside en que se recupera demasiado tarde la narración de Yasujiro y da la sensación que la demostración de dónde sale el rifle está puesta con calzador. Parece forzada. Colocándola un poco antes daría más armonía al conjunto del film. El uso de la vida de una chica joven sordomuda es muy interesante y muy poco tratado en el cine. De hecho a uno le vienen ganas de saber más sobre cómo la chica japonesa sobrevive en una sociedad que aparta las personas con alguna minusvalía.
La película pivota en las anteriores pero con un elemento añadido: el lugar de donde provienen los personajes. Un rifle es el elemento cohesioandor de dos norteamericanos, un japonés, dos niños marroquís y una niñera mejicana. Aquí puede parecer que la relación entre ellos no es triangular, pues hay más de 3, pero en realidad sí lo es, pues la niñera tiene un influjo indirecto sobre la situación de Brad Pitt y los marroquís.
De todos modos, Arriaga utiliza personas de sitios tan dispares porque la unión de tantas nacionalidades y razas es la clave del mito bíblico de la torre de Babel.
Al fin y al cabo es la incapacidad para adaptarse en un entorno extraño.

El búfalo de la noche es una fiel representación de la novela al cine y donde, sutilmente, también se vuelve a utilizar el triángulo de personajes. Aunque esta vez sí hay el elemento amoroso, las relaciones entre los dos personajes se ven afectadas cuando el tercer miembro ya está muerto: las consecuencias mentales que induce una persona que ya no está ahí, pero que sigue hurgando en la memoria de los amantes. Un punto de vista de la trama de lo más original.
Tal vez el director debiera haber introducido algún elemento añadido, pues llega a parecer que el libreto es la misma novela, pues se puede adornar y enriquecer mucho más. Un elemento fundamental en la novela, el insecto la "tijerita", está mostrado pero no se aprovecha todo lo que se podría exprimir.
La locura del personaje no está suficientemente bien interpretada, podría ser más, aunque, claro estos son los defectos que encuentra alguien que ha leído antes el libro y se tiende a la odiosa comparación. Pero, eso sí, es un film muy interesante.

Los 3 entierros de Melquíades Estrada cambia el género tan dramático, aunque está pero más difuminado, por un humor negro mezclado con el género western. Aunque eso sí, el tema de la muerte está más que presente.
Se nos representa la relación entre Melquíades (un immigrante ilegal mejicano que entra en los Estados Unidos para trabajar), Pete (su mejor amigo) y un policia fronterizo. 3 personajes unidos por la muerte de Melquíades que, tiroteado por error, es enterrado en el desierto. Las entidades policiales tendrán que darle otra sepultura más oficial pero Pete secuestrará al policía culpable del asesinato para que lo entierre en su pueblo natal de Méjico; quiere que el verdugo dignifique a la víctima. Será una odisea donde se entablarán sugerentes relaciones con el fallecido.
Se utiliza la técnica típica de Arriaga al principio del film, con flasbacks, pero hacia la mitad veremos que ya no es necesario y se volverá una película lineal, pues así lo requiere el guión. Lo más jugoso del film recae en el viaje que convertirá radicalmente las vidas de los jinetes. También aquí el tercer personaje (Melquíades), desde la muerte, seguirá creando acciones sobre los que están vivos.
Si os fijáis, cuando se encuentran la pandilla de mejicanos en el desierto, el que habla es el mismo Guillermo Arriaga, que representa un pequeño papel.

Por tanto, hemos visto el método de Arriaga en sus films y cómo hay unos elementos que se van repitiendo, pero de una forma deliciosa. Trama y forma son los puzzles que hemos de reconstruir como jugadores de una partida que conllevan a la muerte y a la miseria humana.

domingo, 23 de marzo de 2008

Celebración



Se cumple un mes desde que inicié este blog. He hablado de algunos temas y muchas películas. He destapado algunos de los monstruos invisibles que bandean por las consciencias de muchas personas a la hora de hacer sus creaciones.
Como pastel de celebración os dejo un fragmento de la película Beyond the sea (2004) de Kevin Spacey, donde él mismo interpreta a Walden Robert Cassotto o, como todo el mundo lo conoce, el cantante Bobby Darin. Aquí veremos una magnífica versión de la canción "As long as I´m singing" con unas coreografías que a uno le dan ganas de aprender y que recuerdan a los musicales de los años 30 y 40 norteamericanos.
Un buen vídeo para una buena ocasión.

viernes, 21 de marzo de 2008

Política, economía y zombis

Algunos géneros fílmicos tienden, por su temática, a cerrarse en un hermetismo absoluto. No avanzan más. Giran sobre lo mismo y sólo cambian los actores y el director, pero la película es la misma. Guiones repetitivos que no aportan más soluciones a lo que no debería ser un problema. Todos hemos visto comedias románticas estereotipadas, siempre norteamericanas, donde el protagonista se acaba llevando a la chica que lo pilló en una boda casándose con otra, que es un arpía, y los amigos intentarán juntarlos mientras ella se prueba sombreros y vestidos en unos grandes almacenes al ritmo de una música ochentera. Bueno, ya podéis intuir a lo que me refiero. Esto mismo ocurre, injustamente, con otro tipo de películas: westerns, dramas carcelarios, víctimas del nazismo, etc. Hay muy pocos que pueden dar la vuelta a la historia o, como mínimo, desarrollarla de una manera diferente y con un resultado sorprendente.
Las películas sobre muertos vivientes tienden a ser, la gran mayoría, repetitivas en su estructura, en el perfil de sus personajes y en la historia que se narra; no en los efectos especiales y en las torturas y muertes de las víctimas. Un nuevo enfoque del perfil de zombi fue el de Resident evil (2002), que no encuadraba la trama en un lugar polvoriento y lúgubre, ni llenaba de crucifijos o cementerios el espacio. Además fue de las primeras en introducir a los "undead" como enfermos o infectados de un virus, no como personas que vuelven de la muerte.
Lo triste es que ahí se acabó la innovación y ahora sólo vemos repeticiones que revisan lo ya escrito. Aunque debo decir que la historia de traición amorosa en 28 semanas después (2007) es genial.
Mi gran sorpresa es ver a alguien que focaliza de una manera distinta el zombi. Si todas las películas los utilizan para matar a gente sana, ¿qué pasaría si no fueran violentos? Es más: ¿qué repercusión social, política, económica y moral supondría albergar gente que ha resucitado? Ahí está el golpe maestro de 2 films que dan otra vuelta de tuerca al asunto:
-La resurrección de los muertos (2004); en francés: Les revenants.
-El ejército de los muertos (2005); en inglés: Homecoming.
Como podéis ver nuestros amigos los traductores de títulos de películas se han exprimido el cerebro para traducir literalmente los originales.

El ejército de los muertos es un film de Joe Dante (el famoso director de Gremlins) que plantea la siguiente problemática política, social y moral: durante la sanguinaria guerra de Irak una madre pregunta por teléfono (y en directo por televisión) a un representante del presidente por qué su hijo ha tenido que morir por una causa injusta, como es la guerra. El representante esgrime que el conflicto bélico no sólo es justo y lícito, sino que los soldados muertos están tan seguros que lo que hacen está bien que si sólo uno de ellos volviera de la muerte para relatarlo le daría la razón al presidente. Sugerente planteamiento, pues acto seguido todos los muertos en guerra despiertan de su letargo y proceden a votar en las elecciones para dar su opinión sobre el tema.
Mirad cómo se desarrolla:



Magnífico y escuesto testimonio de dos bandos: la religión y los conservadores; ambos hablando de un monstruo invisible como un zombi, que pacíficamente quieren votar, pero los políticos y estamentos religiosos los demonizan y les privan de derechos civiles y humanos. Las técnicas de ultraje para quitarles lo que se merecen en contra del locuaz parlamento del soldado zombi es magistral, tanto como que hay demasiada verdad en todo ello. Aquí varía sólo el personaje (zombi), pero no la cruda realidad (los millones de hombres y mujeres vejados de esa misma forma a causa de la política mundial).
El film está dotado de un guión que le permite usar el humor negro, sarcástico y esperpéntico, pero con una baza importante que es el de la crítica profunda hacía la política actual del gobierno de los Estados Unidos. Es un uso formidable de dos conceptos aparentemente opuestos: la política y los zombis. A todo esto hay que añadir el trasfondo moral que supone el dilema y la fragilidad de una sociedad que se cree firme en sus convicciones éticas y morales.
Otro film que utiliza la problemática moral de un zombi y la eleva a la categoría de un ser humano con problemas mentales o de reinserción social es: La resurrección de los muertos. Esta película francesa de Robin Campillo desestabiliza a cualquiera que se pregunte hasta qué punto una sociedad es capaz de encajar a gente que necesita ayuda. Pero no sólo eso: si un día un ser querido, que murió hace diez años, vuelve ¿cómo sabemos que lo aceptaríamos? El film, como observáis, abre muchas problemáticas sugerentes. Esta película no va de zombis, va de la repercusión económica que se produce cuando hay, de repente, un aumento inesperado de la población. Y aquí es cuando uno encuentra la clave que podría encerrar el cofre del tesoro de la película: la immigración. Se puede interpretar así, aunque no parece que lo haga el film a uno se le viene a la cabeza el mismo planteamiento. El problema surge cuando los que han vuelto tenían unos derechos mientras estaban vivos, pagaban impuestos, trabajaban, cobraban una jubilación, etc. ¿Cómo solucionar este problema? Ahí está el film para contároslo. Muy recomendado.
Ahí va un fragmento que es el principio del largometraje:



Sin duda los primeros minutos son increíbles. Con nada (una gente saliendo de un cementerio) se consigue el aturdimiento del espectador: economía de datos.
Además el film trata el dilema universal en un espacio tan particular como un pequeño pueblo. La escala con la que se mida un problema moral no importa, puede ser hasta personal y será igual de doloroso, como ocurre en el film.
Los "vueltos de la muerte" tienen una apariencia normal y se diferencian únicamente por tener una temperatura corporal más alta que el resto. El escepticismo de los "normales" desembocará en un seguimiento de las acciones de los zombis, serán perseguidos y vigilados porque la cuestión es más profunda: los prejuicios.
Aquí no veremos muertes ni acción sólo el posible engaño, en el que estamos envueltos, de la sociedad y de sus valores.

miércoles, 19 de marzo de 2008

Christian Bale

Christian Charles Philip Bale es un actor galés con sello de autenticidad: escoge seriamente sus películas y, rara vez, hay una que sea mala o mediocre en la que participe. Los papeles que ha protagonizado son saltos en el abismo, riesgos o retos descomunales y han requerido de un camaleonismo increíble. Films que se sujetan sobre un sólido y meditado guión, metrajes de gran envergadura comercial pero con un sello de provocación que puede dañar los beneficios al tratar temas complejos o hirientes, películas de autor o independientes donde no importa si uno ha de rebajar su sueldo. Así es el actor y sus trabajos. Christian Bale desaparece en el personaje y uno no es capaz de distinguir si hay alguien humano y normal detrás de ese individuo. Una suerte de método Stanislavski de actuación ante las cámaras.
Aunque es muy conocido, ya nadie recuerda o sabe que el actor fue el elegido entre 4.000 candidatos para protagonizar El imperio del sol (1987) de Steven Spielberg. Sí, amigos, era él, y sólo cuando tenía 13 años. Aunque su carrera como actor no se dirigió cogiendo de la mano al popularísimo director, menos mal, pues hubiéramos tenido un Christian Bale protagonizando películas con Julia Roberts, Hugh Grant, etc. (ya me entendéis) o, tal vez, superproducciones donde lo único que cuenta son los efectos especiales y que, al final, el niño que sale en la película salva al mundo con amor.
Bale viró hacia otro tipo de films, entre ellos:
-Enrique V (1989) de Kennet Branagh.
-Metroland (1997) de Philip Saville.
-Velvet Goldmine (1998) de Todd Haynes.
-American Psycho (2000) de Mary Harron.
-Equilibrium (2002) de Kurt Wimmer.
-El maquinista (2004) de Brad Anderson.
-Batman begins (2005) de Christopher Nolan.
-Truco final. El prestigio (2006) de Christopher Nolan.
-Harsh times (2006) de David Ayer.
-I´m not there (2007) de Todd Haynes.
-3:10 to Yuma (2007) de James Mangold.

Bueno, he de decir que no voy a hablar de todas estas películas, sólo he puesto el listado para que veáis qué diferentes son entre ellas.
Vale añadir que el actor debutó en la obra teatral The nerd, en 1984, con Rowan Atkinson. Antes que esto se vuelva una biografía voy a centrarme en 3 películas en especial.
American Psycho de Mary Harron bebe de una de las novelas norteamericanas más impactantes de la literatura contemporánea. El libro de Bret Easton Ellis, con el mismo nombre, no sólo hirió por su crudeza, desgarrando los tejidos de la sociedad consumista yuppie estadounidense, sino por su estilo directo completo de frases duras y cortantes, repetitivas o, con largos soliloquios que destilan la demencia del protagonista. Patrick Bateman es para la literatura un nuevo símbolo de una sociedad, la nuestra. La obra no concede tregua al lector, pues lo va sumiendo en una vorágine de locura sin freno. El estilo y la trama serán los que secundarán la gran mayoría de escritores más actuales: Chuck Palahniuk, Douglas Coupland, Irvine Welsh, David Gilbert, etc. Por tanto, no es una pseudobiografía de un asesino en serie; és mucho más que eso (lo siento, no puedo explicar más).En el film queda claro que se está intentando adaptar el cruento relato de Ellis y se consigue en algunos aspectos: la interpretación de Bale y la puesta en escena (los años 80). Aunque se pierde el simbolismo que tiene el cartel de Los miserables del libro, los asesinatos más crudos y los momentos en que Bateman pierde absolutamente la cabeza en medio de una calle. Aun así, la película está muy bien porque qué difícil trasladar una historia que se narra en primera persona sin que se haga pesada... aquí se logra quitando muchos pensamientos del protagonista.
Miremos este genial fragmento donde se habla de música, se baila y se mata.



La frialdad e hipocresía de la sociedad adinerada y de negocios hace que cualquiera pueda hablar con otro sin escucharlo, con aparente empatía pero bajo una máscara de desinterés. La película se basa en ello de una manera maestra y consigue que un psicópata haga y deshaga a su antojo sin que a nadie le interese o sin que nadie quiera mover un dedo. Un loco Bateman es, tal vez, el más cuerdo de todos los integrantes de la sociedad en la que se inmiscuye. Ellis ya hizo esto con su primera novela Menos que cero, pero en ese libro su diana eran los jóvenes ricos universitarios.
La película recoge los momentos más magníficos y minimalistas del libro: la lucha psicólogica por saber quién tiene la mejor tarjeta de visita y, sobre todo, cuando Bateman mete un cadáver en una bolsa y unos amigos, cuando lo ven arrastrándola, le paran para preguntarle si la bolsa es de Jean Paul Gaultier.
En este fragmento veremos cómo se habla de mujeres y de Ed Gein.



Para el papel de Bateman, Christian Bale tuvo que someterse a una rigurosa dieta y a sesiones de gimnasio de 3 horas, algo que se ve claramente en el film si lo comparamos con películas anteriores a ésta.
Vayamos a otra escena donde se mata y Patrick explica sus sentimientos de culpa hacia una novia que le importa bien poco todo, sólo las apariencias:



Al fin y al cabo todo es un juego de apariencias e identidades. Esos monstruos invisibles que tenemos cada uno de nosotros.

Equilibrium de Kurt Wimmer es un ejemplo de película incomprendida por los mecanismos de Hollywood, que quisieron casi no comercializarla para que no eclipsara la saga de Matrix. Tanto es así, que en España no se ha editado nunca. Es una pequeña joya cinematográfica que se basa libremente en el libro Fahrenheit 451 de Ray Bradbury y Un mundo feliz de Aldous Huxley. En un futuro hipotético, nuestra sociedad es robada de sentimientos, para ello se deberá aniquilarlos con un fármaco ("prozium") y quemar todo lo que incite un mínimo de pasión humana: el arte. Se pueden encontrar incluso paralelismos en la fotofrafía de la versión que hizo François Truffaut en Fahrenheit 451 (1966) de la obra de Bradbury.
Vayamos a ver un fragmento del principio de la película que a mí me gusta titular como: "El último hombre que vio la Mona Lisa".



Bale es el clérigo tetragammaton John Preston, el cual empieza a debatirse entre sentir o no sentir en una interpretación más que excelente; eleva la película a algo más que un buen metraje de ciencia ficción.
Como se dice en la película:
"-¿Cómo te sientes?
-Yo no siento nada."
La sociedad es una suerte de nazismo que, viendo las calamidades después de la 3º guerra mundial y los errores de los humanos, decide privarlos de su condena.
Un film que puede dar mucho que hablar: páginas, horas, ...

Vayamos a una película indispensable: El maquinista de Brad Anderson. Si hacemos un repaso a la filmografía de Christian Bale observamos que un año después de este film hizo Batman begins. En ésta tenía un cuerpo superatlético y fuerte... hagan cuentas en cuanto tiempo consiguió tener el cuerpo de Bruce Wayne. Miremos qué tuvo que hacer para encarnar al protagonista: perder 30 kilos; sólo se alimentó con una manzana y una lata de atún al día. De hecho él quiso llegar a pesar sólo 50 kilos y los productores, temiendo por su vida, le dejaron sólo en 58. Tanto llegó a meterse en ese círculo vicioso (el papel y el peso) que quería continuar, incluso después de la película, perdiendo peso. Papel indiscutiblemente de manual donde se narra la vida de un trabajador que manipula máquinas y que lleva sin dormir un año. De repente, un día por culpa suya uno de sus compañeros se sierra una mano y empezará a establecerse un extraño complot contra él. A esto hay que sumar que alguien entra en su casa y le deja extrañas notas en la nevera.
Veamos el sugerente principio:



Todo está envuelto bajo una atmósfera fría, oscura, con una música hipnótica que conjugan perfectamente con la mente de Reznik. El insomnio del protagonista está perfectamente expresado, ya que en el cine muy poquísimas veces se ha tratado con rigor o con verosimilitud. Sólo hay que ver Dead awake (2001) de Marc S. Grenier (mal interpretada, mal dirigida y mal escrita) o Insomnio (2002) de Christopher Nolan (con momentos buenos. Por cierto, éste es el director de Batman Begins y Memento). Poco más hay sobre el tema y en este metraje se crea una simbiosis perfecta entre la realidad y la mente de Trevor.
Adelante con este fragmento:



El film está construido como un relato corto: todo estalla al final; pero nada sobra, cualquier detalle es útil, no hay nada gratuito y, si no, fijaros en los relojes y en la torre de control del aeropuerto cuando miréis la película.



Juegos de sombras entre lo onírico, lo fantástico y lo real. Una trama muy bien escogida y mejor planteada y expresada. El Reznik de El maquinista dista mucho del Bateman de American Psycho y el Preston de Equilibrium, aunque en ellos reside el mejor actor en estos años. Sí, detrás de esos monstruos invisibles se encuentra Christian Bale.

lunes, 17 de marzo de 2008

Being John Malkovich

Muy criticada fue la primera película de Spike Jonze y del guionista Charlie Kauffman del 1999. La gran mayoría de críticos apuntaron a dar, pero, ¿realmente tenían motivos? Viendo el panorama de films y guiones norteamericanos de los años 90 ésta era sin duda un soplo de aire fresco o, al menos, era algo distinto. El cine estadounidense estaba absolutamente encasillado desde hacía como mínimo 20 años y no parecía salir de allí. Soy de la opinión que todo esto cambió con la eclosión de las nuevas series de televisión, las cuales aprovecharon que los guionistas llevaban rechazados durante dos décadas y fueron recuperados para este formato. Ahora han cambiado las tornas y son las series de una calidad en las tramas infinitamente mejores que la mayoría de películas. La industria de Hollywood se merecía este revés por desdeñar la historia de un film.
Otra parte de la crítica, más anclada en todo lo que se salga de la normalidad, sea bueno o malo, ensalzaron hasta niveles insospechados Cómo ser John Malkovich. Y esto fuera tal vez demasiado; no era necesario tratarla como una película de culto, más bien, un film diferente y entretenido.
Ni la parte más conservadora del mundo cinematográfico, ni la más cool o fashion en busca de nuevas experiencias entendieron el film: lo infravaloraron o lo sobrevaloraron.
La película bebe de las fuentes de Franz Kafka sin duda, aunque de Lewis Carrol para los personajes está también clarísimo. A esto hay que añadir el toque surrealista de su humor, que no busca encumbrarse en ninguna torre de Babel de intelectualismo ni de pedantería.
Un marionetista sin trabajo decide adentrarse en el mundo laboral de las grandes oficinas. En un anuncio encontrará una labor a su medida, pero lo que descubrirá en una habitación detrás de una fotocopiadora dará un vuelco a su vida: se encuentra un pasillo que quien lo sobrepasa vive 15 minutos en la mente del actor John Malkovich y después acaba en la cuneta de una carretera de New Jersey.
Absolutamente absurdo pero sublime. El film tiene un punto de partida muy delicioso pero, hacia un poco más de la mitad, decae levemente.
Cualquiera se preguntará el por qué poner a John Malkovich. Bueno, él inicialmente no quería aparecer pero al final cedió. Su vida como persona y como actor son hasta ridiculizados de manera inocente: ningún personaje en la película sabe realmente qué películas ha hecho el actor; de ahí la gracia, yo creo.
Os dejo unos minutos imprescindibles para reírse sin parar del humor absurdo de la película. El protagonista se dirige a la entrevista de trabajo en las oficinas de Lestercorp. Divertidísimo.

domingo, 16 de marzo de 2008

Smoking Room

Roger Gual y Julio D. Wallovits crearon una pequeña y extraña joya cinematográfica: Smoking room (2002). A partir de una pequeña anécdota se crea un entramado muy sutil de los intereses del ser humano. Una empresa española, filial de una norteamericana, recibe una notificación: no se puede fumar en ningún rincón. Esto creará un conflicto en uno de los trabajadores, que intentará que todos sus compañeros firmen un papel donde se pide un pequeño cubículo donde poder fumar sin salir de la empresa. A partir de aquí todos aceptan con más o menos efusión hasta que se van entreviendo pequeños indicios de que algo mucho más importante está detrás de todo: el miedo a ser despedido por "rebelarse", intereses personales, etc. Junto a esto hay los intereses económicos de la empresa, que provocarán un artefacto a punto de estallar.
Aparentemente todo esto parece un guión ya visto pero toda la película se irá montando a través de los puntos de vista y soliloquios de los personajes. Una colmena de identidades que se pisan unas a otras. La escusa para firmar o no el papel será mucho más importante de lo que ellos creen.
En este film se produce una expresión perfecta de los instintos más bajos del ser humano dentro de una corporación que emanan, tal vez, con un gesto o con unas pocas palabras. Hay que destacar los actores Eduard Fernández y Antonio Dechent que encarnan personajes con un trasfondo muy interesante. El vídeo que veréis a continuación tiene lugar en la azotea de la empresa. Ramírez (E. Fernández) le pide a Enrique (A. Dechent) que firme para reivindicar su derecho a fumar. El espectador no se espera este tremendo testimonio:



Observad ahora la explicación del actor Francesc Garrido (Fernández) cuando intenta reflexionar sobre las posibles causas que subyacen a una intención aparentemente inocente como la firma. La comparación con la idea fundamental de Alien es fabulosa. Un diálogo que está perfectamente construido para que el receptor saque, al final, la gran carta que cierra la partida (todo esto que acabo de decir es una metáfora, claro).
Nadie conoce a nadie.

viernes, 14 de marzo de 2008

Elevated

Vincenzo Natali es el director y coguionista de Cube (junto con Graeme Manson y Andre Bijelic) pero se debe destacar el film Cypher (2002), escrita por Brian King. Esta película contiene la siguiente leyenda: "No confíes en nadie... y menos en ti mismo". Una buena frase, pero que no llega a contener el magnífico entramado de la historia. El juego de engaños que se utiliza normalmente en las películas norteamericanas (corporaciones o empresas que engañan a otras, conspiraciones, etc.) está aquí elevado a la enésima potencia, pero, claro, bien urdido y con un detonante muy sugerente: un hombre es contratado por una empresa para que espíe a la contrincante y ésta, asimismo, lo contrata para lo mismo. A esto hemos de añadir qué pretensiones tienen ambas corporaciones y quién está detrás de todo. El juego de identidades fingidas es la mejor baza a la que juega el director. Con decorados que recuerdan el ambiente de su primer largometraje, podría haber sido una buena precuela de Cube, y no la espantosa Cube Zero (2004). El ambiente destaca por su futurismo verosímil y se nota que el guionista y el director tienen dominado el tema y lo expresan de forma magistral; nada se les escapa de las manos.
Pero el tema principal de la entrada es el del cortometraje Elevated (1997). Este corto es un esbozo de lo que acabaría siendo Cube, sin lugar a dudas. El director utiliza incluso a uno de los actores que aparecería más tarde en su primer largo (David Hewlet, que sale en 6 films de Natali). Como Natali es el coguionista de su opera prima, puede verse qué aportación hizo en el guión de la futura película: encerrar a unos personajes, ambiente opresivo, una situación kafkiana y de difícil solución, final abierto, etc. Creo que la parte matemática pudo ser una contribución del resto de autores; a saber. Todo esto lo vamos a ver en este corto que de una forma muy eficiente consigue grabarlo todo en un ascensor. Siempre he creído que el reto más grande de un director es el de utilizar un solo escenario, pero si éste es extremadamente pequeño, mejor. Aquí toda la filmación se desarrolla en un cubículo realmente pequeño para las peripecias que suceden. Juzgad vosotros mismos.
(Debido a su duración lo he dividido en 2 partes).


jueves, 13 de marzo de 2008

Palabras encadenadas

Jordi Galcerán es un dramaturgo que escribió 2 obras absolutamente geniales: El método Gronholm y Palabras encadenadas. Las dos han sido transportadas del teatro al cine con un buen resultado. Tal vez hable algún día de la diferencia que se encuentra entre la versión original de la primera obra en cine, pero, de momento, querría concentrarme en la versión fílmica de Palabras encadenadas. La película, que es del 2003 y dirigida por Laura Mañá, nos muestra la crueldad del ser humano frente a un reto tan grande como el del asesinato, pero envuelto bajo la mecánica de un juego inocente como el de las palabras encadenadas. El juego consiste en que una persona dice una palabra y el otro debe buscar otra que empiece con la última sílaba de la anterior, y así hasta que alguno de los dos falle. Se falla por dos motivos fundamentales: la confusión entre hiatos y diptongos y la imposibilidad de encontrar una palabra que empiece con una sílaba inusual. Hasta el momento todo esto parece baladí, pero ¿qué pasa si te juegas un ojo? ¿Y si un asesino en serie te rapta para retarle? En principio cualquiera pensará que se trata de una película más de aniquilamientos de un tarado. Pero no es así. La película es mucho más compleja que todo esto: juega con el engaño en los ojos del espectador. Lo hace de una manera tan magistral y creando un estado hipnótico de flashbacks y confusiones que retan al propio espectador en su asiento.
El vídeo que os pongo a continuación es la confesión del protagonista frente a un asesinato que cometió. No es sólo una confesión, es mucho más profundo. Es la explicación más sincera y elocuente que he visto en mi vida. En estas imágenes veremos a una de las mejores interpretaciones del cine español: el argentino Darío Grandinetti. La técnica de la cámara es la inversa que se utiliza en la película Smoke (en "El cuento de Auggie Wren" se utiliza el acercamiento al personaje: del primerísimo plano al general o medio) pero dotada de un elemento añadido. Disfrutad de este momento.

domingo, 9 de marzo de 2008

Factotum

La vida del escritor Charles Bukowski ha dado muchos libros sobre sus relaciones con el alcohol, las drogas y las mujeres. Libros construidos a partir de pequeñas situaciones donde no era necesario intercalar ninguna moraleja, ni final espectacular, ni siquiera un principio definido; simplemente instantáneas de su vida. A pesar de querer hacerse conocido por sus obras poéticas, lo es más por sus devaneos vitales y por sus libros de circunstancias: Cartero, Mujeres, Hollywood, La máquina de follar, etc. Hasta 6 novelas de situaciones y 6 libros de relatos cortos que incluso repetían anécdotas del resto de su obra. Todo siempre bajo el alter ego de Henry Chinaski. Es curioso ver hasta qué punto Henry es la representación de Bukowski que, en 2 libros, al autor se le escapa y anota Charles en vez de Henry, o Bukowski en vez de Chinaski. A ver quién lo encuentra.
Cuando uno empieza a adentrarse en la obra de Bukowski acepta unas condiciones y las asume hasta el punto de "encariñarse" con el personaje al que no le pasan historias fabulosas, sino excesos extremos con la bebida.
Son famosos los espectáculos alcohólicos delante del público cuando iba a leer poemas. Uno de los ejemplos fílmicos que se basa más en este aspecto es Ordinaria locura (1981) de Marco Ferreri.
Olvidable film que podría haber sacado más jugo del libro Erecciones, eyaculaciones, exhibiciones. No sólo por la interpretación sino por el tempo de la película. Aun así obtuvo el premio Firesci en el festival de San Sebastián de 1981. El personaje de Bukowski se perdía en lo onírico y resultaba demasiado poco humano como lo sería en la siguiente adaptación: Barfly (1987) de Barbet Schroeder. En este film, creo que se encuentra la mejor personaficación del Bukowski en sus horas más bajas (como en sus libros) y se olvida de metáforas como se intentó en la versión italiana. Un Mickey Rourke pletórico (tal vez el papel de alcohólico sea lo mejor que ha sabido hacer nunca el estadounidense) dotan al film de un dramatismo propio de Chinaski, aunque cabe decir que el film no dejar de ser una película normal, sin ninguna pretensión más que la de seguir a un hombre ahogado en peleas, y poco más. El guión estuvo escrito por el propio Bukowski y en el libro Hollywood hizo un repaso sobre sus devaneos en el mundo comercial del cine estadounidense cuando se preparaba la producción del film.
La segunda novela de Bukowski da pie a la versión fílmica con el mismo nombre del tomo: Factotum (2005) de Bent Hamer. Aquí observamos una trama de pequeñas situaciones muy fiel al libro, con la interpretación de Matt Dillon, que dan de Chinaski, una versión amable de Bukowski. Me gusta la estética y ritmo de la película, así como las interpretaciones de Lily Tailor y Marisa Tomei. Es una buena selección de los mejores momentos del libro y, aunque no lo parezca, están sutilmente concatenados o, al menos de una manera poco corriente.
En uno de los momentos del libro (que voy a reproducir ahora) Henry entabla una conversación con un compañero suyo de trabajo (Manny) y empiezan a discutir sobre las relaciones con las mujeres. El fragmento lo he extraído del libro Factotum, pág.94:

"-¿Estás casado Manny?
-¡Qué va!
-¿Mujeres?
-A veces, pero nunca dura.
-¿Cuál es el problema?
-Una mujer es una ocupación para todo el día. Tienes que elegir entre ella o tu profesión.
-Yo creo que existe un desahogo emocional.
-Y físico también. Ellas quieren follar día y noche.
-Búscate una con la que te guste follar.
-Sí, pero si tú bebes o juegas, ellas se creen que estás despreciando su amor.
-Búscate una a la que le guste beber, jugar y follar.
-¿Quién quiere una mujer así?"

Sin duda, un diálogo maravilloso. Ahora podréis ver cómo Henry pone en hora un reloj estropeado. Para quitarse el sombrero.

sábado, 8 de marzo de 2008

Memento Mori

"Memento mori" significa: recuerda que eres mortal o, mejor, que vas a morir. Una frase latina que denota el horrible instante en que nos damos cuenta que, hagamos lo que hagamos, tenemos un fin, por mucho que lo queramos cambiar. Este concepto planea sobre nuestras vidas y sobre las historias que nos cuentan los films: por muy fantástico que sea viajar en el tiempo (y lo poderosos que nos sintamos) la muerte siempre estará presente para acecharnos en cualquier momento.
Mucha literatura se ha escrito sobre los viajes en el tiempo, demasiadas películas han tratado el tema y sólo muy pocos han sido fieles a las leyes físicas o, como mínimo, han sido realmente imaginativos. Lejos queda el escritor H.G. Wells (1866-1946) con su máquina, pues el libro se publicó muchos años antes de la teoría de la relatividad de Einstein, aunque ya se hablaba del tema que nos va a ocupar esta sección: la ciencia del tiempo en el cine. En un fragmento de La máquina del tiempo el protagonista explica: "no hay diferencia entre el tiempo y las otras tres dimensiones del espacio, excepto que nuestra conciencia se mueve a lo largo de él"; idea perfecta para explicar algunos casos de este tipo en el cine. Sin duda, el mejor caso que ejemplifica este concepto se recrea en una serie muy conocida actualmente (no quiero desvelar el título para no romper la intriga del espectador) bajo un personaje llamado Desmond: él vive en el 2004 pero su mente del 1996 viaja hacia el futuro y el pasado alternativamente. Un entramado complejo sin duda.
Dejando de lado los absurdos viajes de Regreso al futuro y películas parecidas, basémonos en la idea de Wells para visionar este cortometraje perfecto en su estética como en su trama: La jetée (1962) de Chris Marker. Este corto fue fuente de inspiración para la película de Terry Gilliam 12 monos (1995).
Debido a la duración (26 min.) lo he dividido en 3 partes.





El corto está estrictamente grabado en fotografías que denotan un movimiento constante y se trata el viaje como un bucle infinito; una nueva paradoja del tiempo.
La estética o la morfología del lenguaje cinematográfico basado en fotos es realmente novedoso en la época y actualmente se utiliza sólo para videoclips; rara vez se usa para la expresión fílmica de un relato (el corto Tres crucifixiones en el parque del Retiro).

Las únicas formas posibles de trasladarse en el tiempo son: viviendo (dije que el presente no existe, por tanto, siempre estamos caminando sobre el futuro) o mediante la criogenización (una técnica todavía no perfeccionada).
La idea de la paradoja del tiempo, o sea, viajar al pasado, matar a tu abuelo y dejar de existir o no, es incoherente por muchas razones. Si escogiéramos esta manera de ver el tiempo, éste sería lineal. Por tanto, si viramos al pasado nuestro viaje se transformaría en un rebobinado, como si cogiéramos una película, la rebobináramos y volviéramos al principio; no seríamos conscientes de haber ido hacia atrás y, por tanto, el viaje no existiría. Yo me tomaría estos viajes desde el punto de vista de la física cuántica: los multiversos. Tomemos el ejemplo anterior: yo vivo en una película y si voy al pasado se crea un rebobinado. Sería mejor encajarlo como: yo me estoy grabando con una cámara y me estoy viendo, al mismo tiempo, por el televisor. Termino la grabación. Luego cojo la filmación y la pongo al principio y me veo: dos realidades iguales coexistiendo al mismo momento; sólo que una puedo modificarla. Yo no dejo de existir y, además, soy consciente de que lo que veo es el pasado; cuando he empezado a grabar, por tanto, me acuerdo de lo que he hecho: se crea un universo paralelo o multiverso.
Los viajes en el tiempo funcionarían de ese modo, sino se crearían las paradojas que, a la vez, provocarían un caos absoluto: el eterno retorno infinito; nunca moriríamos.
Primer (2004) de Shane Carruth propone una visión científica sobre las consecuencias de un viaje temporal. Original y espléndido film que ganó el festival de Sundance del 2004, donde unos científicos que intentan fabricar aparatos para ganar dinero (trabajan en el garaje de uno de ellos), se encuentran con la piedra filosofal de la física: los universos paralelos dentro de un mismo espacio; pero claro, dominar este tesoro será más complicado de lo que ellos creen. Ejemplar película para quien quiere dedicarse al cine: se gastaron sólo 7.000 $ para hacerla.
Donnie Darko (2001) de Richar Kelly es un film que se sustenta bajo la teoría de los
agujeros de gusano, objetos no materiales que deforman el espacio y el tiempo por nuestro universo. ¿Por qué no uno de ellos puede estar en nuestra ciudad? Pues así sucede, pero con el aliciente de que el protagonista padece alucinaciones con una persona disfrazada de conejo siniestro que le advierte la duración del mundo; él deberá evitarlo. La explicación de todo ello la dejo para cuando visionéis el film. El detonante de la trama estriba en Donnie cuando un día, a causa de su sonambulismo, evita morir aplastado por la turbina de un avión que cae encima de su casa.
La visión subjetiva de una persona puede modificar drásticamente el devenir del tiempo (como denotó el filósofo Henri Bergson: ver la tercera entrada del blog). Tanto puede ser así que podemos ver varios ejemplos de este tipo en el cine.
El efecto mariposa (2004) de Eric Bress muestra esto más la importancia que tiene cualquier acción que hagamos (sea cual sea, aunque sea muy insignificante) sobre nuestro posible destino. La película juega con dos géneros a elegir: la ciencia ficción y un drama psicológico. Una historia muy bien lograda y expresada fílmicamente de forma magistral. El concepto de "efecto mariposa" lo acuñó Edward Lorenz para establecer una teoría del caos: una acción provoca una consecuencia en otro lugar y tiempo.
El film Atrapado en el tiempo (1992) de Harold Ramis emplea la idea de la importancia de nuestras acciones para obtener un destino mejor. Todo esto sumado al bucle en que se inmiscuye el protagonista: cada día es el mismo día. Hilarante e interesante película que hilavana perfectamente con Memento (2000) de Christopher Nolan. Esta película usa la visión subjetiva del tiempo y la repetición del mismo bajo el influjo de una enfermedad neuronal: amnesia retrógrada o pérdida de recuerdos a corto plazo. El protagonista no es consciente del tiempo que ha transcurrido, pues la memoria y los recuerdos son los que consolidan lo que llamamos el pasado, pero al mismo tiempo para el espectador todo se vuelve una suerte de repetición del mismo instante. El entramado del film es realmente sugerente, mezcla la lucha contra el tiempo y la memoria con la venganza por la muerte de su mujer. El guión, no lo olvidemos, está basado en un relato corto de Jonathan Nolan, hermano del director, que tituló así su obra: Memento mori.

domingo, 2 de marzo de 2008

Deconstructing Harry

La estructura narrativa de Desmontando a Harry (1997) no puede ser más inusual en el cine. Toda la película es una poética de la literatura y del cine; de la ficción al fin y al cabo. La teoría del arte al servicio del espectador. Woody Allen destapa el esqueleto de una obra de arte y nos lo muestra.
Los personajes del film juegan a diferentes bandas, a distintos subniveles de ficción que se entrelazan en relatos y en la vida del protagonista. Un juego cervantino donde el narrador se pelea con sus personajes y éstos invaden su terreno creando un caos ordenado.
De entre los diferentes relatos que conforman la deconstrucción de la historia se puede observar el genio creador en un cuento: "El actor desenfocado".



Usando los temas típicos que aparecen en toda comedia de Allen (artista atormentado que habla con su psicoanalista, triángulos amorosos, engaños, infidelidades,...) el director reviste con un tono humorístico todos los fantasmas que atormentan a un intelectual que se encuentra en la cuerda floja. Temas tan dispares como el sexo, la decadencia psicológica de un depresivo, la muerte o el judaísmo llenan este conjunto caleidoscópico de situaciones y personajes.
"La historia de Harvey Birnbaum" es un claro ejemplo de cómo una idea simple se transforma en un cuento maravilloso.

sábado, 1 de marzo de 2008

Auggie Wren

Como joya literaria plasmada en el cine os presento "El cuento de Navidad de Auggie Wren". Narración de Paul Auster que publicó en el New York Times el 15 de diciembre de 1990 y que, posteriormente, se incluyó en el guión de la película Smoke (1994).
Sólo decir que sin duda se trata del mejor cuento sobre la Navidad que he leído, ya que no soporta el típico cliché navideño de Dickens y se encaja en lo que realmente importa, la humanidad.
Harvey Keitel demuestra en los primerísimos planos de cámara todo lo que he referido antes.



Un microrrelato maravilloso que aparece en el film trata sobre un padre y un hijo que no llegan a conocerse nunca. El destino quiere que su encuentro sea en unas condiciones especiales:

“Hace unos veinte años un hombre joven fue solo a esquiar en los Alpes. Hubo una avalancha, la nieve se lo tragó y el cuerpo nunca fue encontrado [...] Su hijo era un niño pequeño por entonces, pero pasaron los años y, cuando creció, también él se hizo esquiador. Un día del invierno pasado salió solo para hacer un descenso. Cuando está a mitad de camino se para a comer su almuerzo al lado de una gran roca. Justo cuando está desenvolviendo su sándwich de queso, mira hacia abajo y ve un cuerpo congelado dentro del hielo, allí mismo, a sus pies. Se agacha para mirarlo más de cerca y de pronto tiene la sensación de que está mirando un espejo, de que se está viendo a sí mismo. Allí está él, muerto, y el cuerpo está absolutamente intacto, sellado en un bloque de hielo, como alguien conservado en animación suspendida. Se pone a cuatro patas para mirar directamente la cara del muerto y se da cuenta de que está viendo a su padre [...] Y lo extraño es que el padre es más joven que el hijo ahora. El niño se ha convertido en un hombre y resulta que es más viejo que su padre”.