Cualquier producto que disponga de un poderoso éxito en las mentes del imaginario colectivo acaba bombardeado de copias y remakes que, de alguna manera, demuestra hasta qué punto una idea es explotable a niveles desorbitados.
Éste es el caso del personaje de la novela
Drácula (1897) de
Bram Stoker, la cual en su época ya empezó a verse versionada en todo tipo de soportes: radio, teatro, etc. Pero lo que la mayoría de gente olvida es un dato curioso, que es el que nos ocupará esta entrada en el blog: la versión cinematográfica de la Universal y su copia apócrifa del mismo año.
Bela Lugosi tuvo un competidor español. Apostad por vuestro
Drácula favorito.
Después de muchas versiones teatrales de la obra se inició lo que conformaría la forma fílmica de lo que acabaría siendo el redescubrimiento para el gran público de
la poderosa influencia del vampiro más famoso de todos los tiempos.
Drácula (1931) de
Tod Browning (autor de la archiconocida
Freaks) puso a un
Bela Lugosi en bandeja para que se convirtiera en el chupador de sangre más emblemático de toda la historia. Esta cinta pasó a ser el pivote de todos los defectos y virtudes de los films draculianos. Los decorados, la mirada y la vestimenta pasaron a transformarse en el manual rígido para hacerse una idea de lo que era
Drácula.
Tanto éxito se esperaba del amo de la noche (y tanto cosechó) que en el mismo año del estreno se creó una versión absolutamente calcada (plano por plano, como en el caso de
Funny games), pero en versión mexicana. Para esta ocasión se utilizó al director
George Melford y con un protagonista español -concretamente cordobés- llamado
Carlos Villarías.
El que una película reciba una réplica así dice mucho de la locura e idolatría que desató
un personaje como el que tenemos entre manos.
La cinta de
Melford copia escena por escena la cinta de
Browning, pero con una intención de acercar el malvado de los
Cárpatos a todo el mundo. Creo que lo más curiso es que se hiciera la duplicidad en el mismo año, más que la copia en sí.
Con un aire mexicano, la cinta intenta recrear las mismas situaciones de la original pero con esos dejes suramericanos en el habla que hacen que este documento se vuelva imprescindible para cualquier lector de
Monstruos invisibles.
Vayamos a ver los primeros minutos para observar las particularidades y semejanzas de las dos versiones. Empecemos por el film de
Browning, donde el protagonista llega en carruaje a la población donde alberga el castillo del Conde, y donde los dos se conocen.
En este fragmento hemos visto los pueblerinos que advierten al protagonista de los peligros de acercarse al castillo de
Drácula, pero la necesidad de entablar una relación económica entre los dos obliga que se adentre en la penumbra del lugar.
¿Cómo recreará Melford las mismas escenas? Vayamos a verlo.
Sin duda vemos cosas bastante parecidas y diferentes. Por una parte todo es un gran calco para que la gente de habla hispana sepa que está viendo algo muy parecido o igual que el original.
Pero hay cosas que delatan al director y a los actores y que hacen que ésta sea también una cinta de merecidísimo culto. Por un lado el
Drácula de
Browning es más imponente y terrorífico que el de
Melford, sobre todo por cómo pronuncia el cordobés "
¡Soy Drácula!". Además que el protagonista no siente tanto pavor por él, pues se acerca hasta un paso de su figura, mientras que en el de
Browning se mantiene una distancia más que considerable. El deje y maneras de los lugareños (
Walpurgas por
Walpurgis, la vieja con voz de pito, etc) demuestran la joya que supone el film hispano, y lo dotan, así, de una preciosidad difícilmente superable. Por tanto, es necesario conocer esta cinta que ha quedado relegada al tremendo olvido para el gran público y que necesita ser refrescada para valorar hasta qué punto los países hispanoparlantes también necesitaron ser adueñados del íncubo más famoso de la historia.
Sólo una cosa no han sabido llevar las versiones cinematográficas:
los vampiros mueren si se les corta la cabeza y se les llena la boca de ajos.
¿Para cuándo esa imagen de Stoker?