Momentos especiales

Hay cortometrajes que, al durar un tiempo demasiado pequeño, deben sintetizar muchas ideas, pero no agolpándolas para que el espectador se vea arrollado, sino al contrario, todo debe ser comprensible. Esta es una de las herramientas más difíciles de utilizar, pues no debe sobrar ni faltar nada. El extraño prejuicio de que un corto es el ejercicio obligatorio para un director antes de hacer un largometraje es falso, como en la literatura (cuentos, microrrelatos...) estamos hablando de géneros distintos y no porque sea más corto es más fácil; puede ser más difícil incluso, pues si en una novela, como en un film, podemos utilizar centenares de páginas para describir situaciones, en un microrrelato, como en un corto, se tiene una limitación, el tiempo. Pero eso no significa que sea una gran traba para recrear momentos especiales como éstos:



Este corto, ya famoso, es 7:35 de la mañana (2003) de Nacho Vigalondo y fue nominado en los Óscar del 2004. Se mezcla la locura y el absurdo de una situación con la ternura de tener por última vez unos momentos divertidos de canto y baile que quiere recrear el protagonista antes de su destino fatal. Hay una mezcla interesante de sensaciones muy distintas entre los que caen en la trampa.
Una mezcla distinta de géneros en un mismo corto que acabamos de ver también se produce en el segundo que os voy a presentar:



Este corto es El ciclo (2003) de Víctor García, también multipremiado metraje, donde se desprende de él un claro sabor de cine de ciencia-ficción de David Cronenberg con la ambientación opresiva del cine norteamericano de terror psicológico (el decorado es un claro ejemplo). Un ciclo que cae sobre un bucle infinito, no hay ni principio ni final, se vuelve al mismo punto de partida cuando todo termina. Interesante metáfora del tema que uno prefiera o le sugiera, desde el ciclo de la vida al eterno retorno de nuestra existencia, etc.
Aunque de poca duración, un corto puede hacernos sentir las mismas sensaciones pausadas de un film, ahora sí, aquí todo es más intenso, más sorprendente; el tiempo apremia.