Esta segunda parte de la defensa de la calidad en el cine se va a centrar en algunos aspectos que se trataron en la primera parte y otros que se explican en el documental de ensayo Cineastas en acción (2005) de Carlos Benpar.
Retomando la problemática esencial y crucial de la mutilación de una creación, vamos a echar un vistazo a un vídeo donde Salvador Dalí nos explica una experiencia suya relativa a defender hasta las últimas consecuencias una obra de arte.
Vayamos a ver esta joya:
Que el cine sea una de las artes más modernas y se soporte a partir de aparatos relativamente nuevos no indica que sea usurpado y deturpado por la monstruosa industria (sea cual sea y con los intereses con los que se lucre). No ocurre lo mismo con el resto de artes más clásicas como la escultura, la pintura, la literatura, etc. Por eso es ocurrente que Carlos Benpar relacione las reflexiones de grandes artistas con sus obras y el cine. No es para nada baladí: el cine está tendiendo a ser un arte demasiado infravalorado, aunque no nos lo parezca. Pues de él se pueden ganar más millones que con una sola pintura (que sólo es una, una cinta se puede fabricar en serie).
Pero no sólo de esta mutilación sufre el séptimo arte, sino que, si nos fijamos, en el doblaje también se cometen grandes barbaridades. El hecho de subtitular o no un film es un tema harto dificultoso, pues mientras unos hablan de doblar todas las voces originales -sacando la banda sonora original del film y, por consiguiente, despojándola de una esencia que se perderá para siempre, aparte de perderse la oportunidad de escuchar un actor con su voz real-; otros de subtitular todas las cintas. El tema del subtitulado sólo puede funcionar cuando la persona que está visionando el film entiende con una mínima corrección la lengua originaria del film. Esto es: perdemos una información valiosa leyendo los subtítulos, pues no advertimos la interpretación de los actores o la acción misma que el director se ha esmerado en mostrarnos. Además, existen 2 problemáticas más: las personas que tienen deficiencias visuales para leer letras pequeñas y la invasión en la pantalla de unos letreros. Ésta última causa sería una de las quejas principales de los directores cuando por televisión se emiten anuncios, invadiendo el screener del mismo modo que lo hace un subtítulo.
A pesar de esto, la opción VOSE siempre será preferible para los que puedan leer sin problema y tengan un nivel de inglés aceptable, pues se goza de una de las bazas importantes del cine extranjero, y en especial el norteamericano -el más sufrido por las leyes injustas del mercado y de su gobierno-, pues los actores no sólo se nutren de una actuación solvente, sino que en cuestión de modular la voz nos llevan ventaja.
La cuestión del doblaje produce una ingente cantidad de problemáticas, entre las muchas que podemos relacionar (mal doblaje, deficiente traducción, peor interpretación, anulación de la banda sonora original de la cinta, etc.) hay una que se puede catalogar como la más ruin: ¿cómo se dobla un film donde, en una escena, un intérprete extranjero está traduciendo lo que dice una persona hispanoparlante en España?
En este vídeo que os ofrezco a continuación se muestra un ejemplo parecido, pero todavía más endiabladamente retorcido: las terribles invenciones de la industria del doblaje. Adelante que esto no es una barbaridad cualquiera, pues se trata de la película Fuerte Apache (1948) de John Ford y de cómo se proyectó en España (creo que el problema sigue latente):
Una magnífica historia para ilustrar cómo un error influye en el ideario de las personas y cómo, si nadie lo corrige, puede irse repitiendo sin ningún fin ni filtro. Todo esto sirve para expresar hasta qué punto el séptimo arte nos maravilla, nos cautiva y nos estremece con sus situaciones preciosas o dramáticas. No se puede malversar un producto como éste, como nunca se nos ocurriría cortar cuadros o redibujarlos (como hizo la Iglesia con las pinturas antiguas, vistiendo las figuras desnudas).
Como nota curiosa final apostillaré que en el mercado norteamericano esto es el pan de cada día, hasta el punto que si alguna vez hemos visto American History X (1998) de Tony Kaye, podremos aseverar con total certeza que no hemos visionado la película original. Cuando el director terminó la película, Edward Norton le advirtió que debía cambiar la gran mayoría de las escenas debido a que él requería estar en muchos más planos, tantos que parecía una desfachatez. Como los productores amenazaron con no sacar al mercado el producto, Kaye se vio atado de manos y pies y tuvo que ceder a las extravagantes y absurdas quejas. La película, por lo visto, se aleja mucho de lo que pensó desde un buen momento, y al final el producto fue un alarde de la interpretación y físico de Norton, dejando de lado temas y escenas harto interesantes que se habían preparado. La prepotencia de actores y productores tiró por la borda una película que, aunque nos parezca buena, dista mucho de lo óptima que hubiera sido de respetar la creación de alguien especializado en este campo.
Qué lástima. Cuántas obras de arte nos seguimos perdiendo.
Retomando la problemática esencial y crucial de la mutilación de una creación, vamos a echar un vistazo a un vídeo donde Salvador Dalí nos explica una experiencia suya relativa a defender hasta las últimas consecuencias una obra de arte.
Vayamos a ver esta joya:
Que el cine sea una de las artes más modernas y se soporte a partir de aparatos relativamente nuevos no indica que sea usurpado y deturpado por la monstruosa industria (sea cual sea y con los intereses con los que se lucre). No ocurre lo mismo con el resto de artes más clásicas como la escultura, la pintura, la literatura, etc. Por eso es ocurrente que Carlos Benpar relacione las reflexiones de grandes artistas con sus obras y el cine. No es para nada baladí: el cine está tendiendo a ser un arte demasiado infravalorado, aunque no nos lo parezca. Pues de él se pueden ganar más millones que con una sola pintura (que sólo es una, una cinta se puede fabricar en serie).
Pero no sólo de esta mutilación sufre el séptimo arte, sino que, si nos fijamos, en el doblaje también se cometen grandes barbaridades. El hecho de subtitular o no un film es un tema harto dificultoso, pues mientras unos hablan de doblar todas las voces originales -sacando la banda sonora original del film y, por consiguiente, despojándola de una esencia que se perderá para siempre, aparte de perderse la oportunidad de escuchar un actor con su voz real-; otros de subtitular todas las cintas. El tema del subtitulado sólo puede funcionar cuando la persona que está visionando el film entiende con una mínima corrección la lengua originaria del film. Esto es: perdemos una información valiosa leyendo los subtítulos, pues no advertimos la interpretación de los actores o la acción misma que el director se ha esmerado en mostrarnos. Además, existen 2 problemáticas más: las personas que tienen deficiencias visuales para leer letras pequeñas y la invasión en la pantalla de unos letreros. Ésta última causa sería una de las quejas principales de los directores cuando por televisión se emiten anuncios, invadiendo el screener del mismo modo que lo hace un subtítulo.
A pesar de esto, la opción VOSE siempre será preferible para los que puedan leer sin problema y tengan un nivel de inglés aceptable, pues se goza de una de las bazas importantes del cine extranjero, y en especial el norteamericano -el más sufrido por las leyes injustas del mercado y de su gobierno-, pues los actores no sólo se nutren de una actuación solvente, sino que en cuestión de modular la voz nos llevan ventaja.
La cuestión del doblaje produce una ingente cantidad de problemáticas, entre las muchas que podemos relacionar (mal doblaje, deficiente traducción, peor interpretación, anulación de la banda sonora original de la cinta, etc.) hay una que se puede catalogar como la más ruin: ¿cómo se dobla un film donde, en una escena, un intérprete extranjero está traduciendo lo que dice una persona hispanoparlante en España?
En este vídeo que os ofrezco a continuación se muestra un ejemplo parecido, pero todavía más endiabladamente retorcido: las terribles invenciones de la industria del doblaje. Adelante que esto no es una barbaridad cualquiera, pues se trata de la película Fuerte Apache (1948) de John Ford y de cómo se proyectó en España (creo que el problema sigue latente):
Una magnífica historia para ilustrar cómo un error influye en el ideario de las personas y cómo, si nadie lo corrige, puede irse repitiendo sin ningún fin ni filtro. Todo esto sirve para expresar hasta qué punto el séptimo arte nos maravilla, nos cautiva y nos estremece con sus situaciones preciosas o dramáticas. No se puede malversar un producto como éste, como nunca se nos ocurriría cortar cuadros o redibujarlos (como hizo la Iglesia con las pinturas antiguas, vistiendo las figuras desnudas).
Como nota curiosa final apostillaré que en el mercado norteamericano esto es el pan de cada día, hasta el punto que si alguna vez hemos visto American History X (1998) de Tony Kaye, podremos aseverar con total certeza que no hemos visionado la película original. Cuando el director terminó la película, Edward Norton le advirtió que debía cambiar la gran mayoría de las escenas debido a que él requería estar en muchos más planos, tantos que parecía una desfachatez. Como los productores amenazaron con no sacar al mercado el producto, Kaye se vio atado de manos y pies y tuvo que ceder a las extravagantes y absurdas quejas. La película, por lo visto, se aleja mucho de lo que pensó desde un buen momento, y al final el producto fue un alarde de la interpretación y físico de Norton, dejando de lado temas y escenas harto interesantes que se habían preparado. La prepotencia de actores y productores tiró por la borda una película que, aunque nos parezca buena, dista mucho de lo óptima que hubiera sido de respetar la creación de alguien especializado en este campo.
Qué lástima. Cuántas obras de arte nos seguimos perdiendo.
Ole por el juez de la anecdota de Dalí, el se cargó el cristal, pues a pagarlo, pero entiendo que esté en su derecho a defender su creación.
ResponderEliminarEl tema del doblaje siempre es peliagudo pues aunque yo me he ido aficionando a ver películas/series en v.o.s.e. no me atrevería a ponerle, por ejemplo, a mi madre una película así pues en 10 minutos se levantaría y se iría.
Mira que American History X es una de mis (muchas) películas favotitas, pero desconocía esta información, me ha sorprendido mucho.
"Bana Harke" (o como se diga 8D).
¡Saludos!
Ellos mismos te lo explicarán mejor:
ResponderEliminarEste es el trailer del documental definitivo sobre el doblaje en España "Voces en Imágenes":
http://www.youtube.com/watch?v=7cZFMfXUj6E
NORTON forever!!!
ResponderEliminargracias
ResponderEliminarEsta noche miraré los videos que has colgado, pero ya de entrada parecen muy interesantes, como lo es la propia entrada.
ResponderEliminarSaludos!
No estoy del todo de acuerdo con lo que dices, puesto que yo por ejemplo las películas asiáticas siempre las veo en VOSE cuando obviamente no entiendo ni papa de chino o coreano. Simplemente no me creo a un oriental doblado. Quizá me pierda una mínima parte de la actuación pero siempre será mejor que perderme casi todo con una voz ajena al cuerpo que interpreta..... espinoso asunto....
ResponderEliminar-Oskar108, en efecto la anécdota de Dalí es muy curiosa, y eso que es de hace mucho tiempo, aunque más ha arrastrado el tema del western, con tantas generaciones de "Banaharkes" que deben haber por la calle. Yo también creo que no a todo el mundo le beneficia o le agrada el doblaje o el subtitulado. Es difícil.
ResponderEliminarLo de "American History X" lo vi hace mucho tiempo en un documental, y era vergonzante.
¡Saludos!
-Anomino, gracias por la referencia, me la apunto.
-supersalvajuan, bueno, si lees la referencia que hago sobre él no es muy halagüeña.
-Cineonline, bienvenido al blog. Gracias a ti.
-BarcelonaMade, están muy bien porque ilustran lo que se pretende defender.
¡Saludos!
-Dr. Quatermass, pero yo hablo del idioma inglés, no de otros. Por supuesto en idiomas tan desconocidos para nosotros no podemos entender nada, claro.
ODIO LAS PELICULAS DOBLADAS!! NUNCA ES LO MISMO!! NI LAS EXPRESIONES, NI LOS GRITOS, NI LOS SUSURROS O LAS RISAS QUEDAN IGUAL!! QUE VIVAN LOS SUBTITULOS PEGADOS A LA VERSION ORIGINAL!!! ES UN DESPERDICIO EN UNA EXPRESION ARTISTICA COMO EL CINE CAMBIAR PARTE DE LA OBRA, DEJEMOS EL SONIDO ORIGINAL COMO ESTÁ, Y DISFRUTEMOS LEYENDO SUBTITULOS...
ResponderEliminarMATIAS
¡Bienvenido al blog Matías!
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en que se pierde la esencia de un film doblándolo porque nunca se llega al mismo nivel de interpretación. Muchas veces, el doblaje es desastroso. Sólo funcionaría con personas con defectos al leer subtítulos.
¡Saludos!
es interesante este post, como dato curioso, me gustaria mencionar algo q sucedio en mi pais (mexico) con la ultima entrega de batman, en la escena del hospital, cuando joker habla con doble cara, le dice "let me tell you something about chaos...it's fair" (dejame decirte algo acerca del caso...es justo, y asi lo subtitularon...pero en la version doblada, no se que orate la doblo (para empezar, la voz de joker era pesima) y en esa escena doblaron "dejame decirte algo acerca del caos...es miedo" (como si hubiera dicho "it's fear")
ResponderEliminarcarajo! si van a doblar peliculas, que tengan un amplio conocimiento del idiona, yo prefiero subtitulos, siempre
¡Bienvenid@ al blog Anónimo! Me ha gustado mucho tu anécdota sobre el doblaje en México, veo que no sólo en España es pésimo. Es una pena que la gente vea un film y se pierda el verdadero sentido de las palabras de un actor al recitarlas, y además que la voz del doblador sea pésima. Cuando la película es de bajo presupuesto el doblaje es todavía peor, lo que provoca que nadie vaya a verlas, ya que los dobladores ponen poco interés en hacerlo bien.
ResponderEliminar¡Saludos!