El primer caso es Zombis paletos (1987) de Pericles Lewnes, un caso disparatado que trata la situación de unos pueblerinos sureños que se intoxican conscientemente con los restos de un cubo de residuos tóxicos. Su bendita ignorancia hace que se conviertan en mutantes hambrientos de carne humana; las víctimas, seis excursionistas que pasaban por ahí.
Película amenizada con efectos gore llenos de barro y sangre, muchísima sangre (no recomendada para gente que sienta aversión por los descuartizamientos.)
El siguiente título es absolutamente maestro: La invasión de los zombis atómicos (1980) de Umberto Lenzi. El cartel es muy bueno, aunque no tanto el contenido del film: unos pasajeros de un vuelo se contaminan y pasan a transformarse en seres que únicamente desean comerse humanos. Mucho me suena todo esto. Otro cartel totalmente 'kitsch' es el del film que trata el contagio químico de los trabajadores de una empresa de comida en Nueva Guinea, Apocalipsis Caníbal (1980) de Bruno Mattei. La mezcla de contrastes en el cartel hace que se intente mezclar todas las acciones del guión en un solo cuadro.
Es un intento para encuadrar a los Zombies en el tercer mundo.
Si se busca se pueden encontrar estos seres en diferentes lugares, al cual más absurdo, es el caso de Zombis de la estratosfera (1952) de Fred C. Brannon. En un principio fue un serial de 12 capítulos donde se trataban las artimañas de unos zombis marcianos que intentan cambiar la órbita de la Tierra. ¿Qué más se puede pedir con este guión? Adelante con el magnífico cartel. ¿Por qué no encuadrar un zombi en un sensual ambiente erótico? Pues, amigos, existe ese emplazamiento y se ha llevado a cabo en varias ocasiones (sin entrar dentro del género porno). Aquí os presento 2 ejemplos clarificadores. El primero es Las noches eróticas de los muertos vivientes (1979) de Joe D'Amato. El planteamiento es deslumbrante: mientras un equipo de científicos estudian en una isla ignota, un monstruo con un miembro descomunal se dedica a violar a las mujeres que allí residen y a matar a los hombres. Imaginación no les falta.
El segundo ejemplo de este tipo reside en el film Virgen entre los muertos vivientes (1973) de Jesús Franco y Jean Rollin. Christina, llamada 'la princesa del erotismo' ha de pasar unos días en una casa dentro de un pueblo inglés. Allí deambularán todo tipo de seres.
¿Cuántas clases de zombis existen? Seguro que no adivinarías que hay zombis templarios, zombis nazis, astrozombis y zombis strippers. Aquí se va a ejemplificar el tema.
Un ejemplo: Zombis Strippers (2008) de Jay Lee. Unas investigaciones científicas hechas al lado de un club de strippers (¿?) decae en una vorágine de muerte que resulta una nueva raza: 'Las Súper Zombies Strippers'.Segundo ejemplo: Astrozombis (1968) de Ted V. Mikels. Un doctor crea una nueva raza de zombies a partir de sus propios órganos y unos cadáveres. El protagonista se infiltrará en la 'Astro Space Laboratory' con unos espías para parar a los terribles enemigos.
Tercer ejemplo: El lago de los muertos vivientes (1980) de Jean Rollin (atención que esta directora es una de las responsables de Virgen entre los muertos vivientes y viene a por más). Unos nazis que fueron arrojados por un lago durante la IIº Guerra Mundial vuelven, en la actualidad, para armar una debacle sin límites. Zombis nazis en bandeja.
El último ejemplo corre a cargo del tipo más extraño de zombis, los templarios. En el film español, El ataque de los muertos sin ojos (1973) de Amando de Ossorio, veremos a unos templarios que resucitan para matar a todos los que entren en su catedral.
Cada película intenta avanzar una trama para escudriñar dentro del mismo tema. Prácticamente se ha hecho todo en este género, aunque estos son los extremos.