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domingo, 9 de noviembre de 2008

Carteles de cine: masacres bizarras III

La sección de hoy sobre los carteles de cine se centrará en las masacres perpetradas por los zombis más paletos y más absurdos del mundo, y de la galaxia. Si alguien se preguntaba si se ha exprimido al máximo el rol de estos seres aquí hallará la respuesta: muertos vivientes en todas las situaciones más excéntricas que podáis ver. Los asombrosos títulos dan pie a unos pósters imborrables en nuestra memoria. Puro cine de clase Z.
El primer caso es Zombis paletos (1987) de Pericles Lewnes, un caso disparatado que trata la situación de unos pueblerinos sureños que se intoxican conscientemente con los restos de un cubo de residuos tóxicos. Su bendita ignorancia hace que se conviertan en mutantes hambrientos de carne humana; las víctimas, seis excursionistas que pasaban por ahí.

Película amenizada con efectos gore llenos de barro y sangre, muchísima sangre (no recomendada para gente que sienta aversión por los descuartizamientos.)
El siguiente título es absolutamente maestro: La invasión de los zombis atómicos (1980) de Umberto Lenzi. El cartel es muy bueno, aunque no tanto el contenido del film: unos pasajeros de un vuelo se contaminan y pasan a transformarse en seres que únicamente desean comerse humanos. Mucho me suena todo esto.

Otro cartel totalmente 'kitsch' es el del film que trata el contagio químico de los trabajadores de una empresa de comida en Nueva Guinea, Apocalipsis Caníbal (1980) de Bruno Mattei. La mezcla de contrastes en el cartel hace que se intente mezclar todas las acciones del guión en un solo cuadro.

Es un intento para encuadrar a los Zombies en el tercer mundo.
Si se busca se pueden encontrar estos seres en diferentes lugares, al cual más absurdo, es el caso de Zombis de la estratosfera (1952) de Fred C. Brannon. En un principio fue un serial de 12 capítulos donde se trataban las artimañas de unos zombis marcianos que intentan cambiar la órbita de la Tierra. ¿Qué más se puede pedir con este guión? Adelante con el magnífico cartel.

¿Por qué no encuadrar un zombi en un sensual ambiente erótico? Pues, amigos, existe ese emplazamiento y se ha llevado a cabo en varias ocasiones (sin entrar dentro del género porno). Aquí os presento 2 ejemplos clarificadores. El primero es Las noches eróticas de los muertos vivientes (1979) de Joe D'Amato. El planteamiento es deslumbrante: mientras un equipo de científicos estudian en una isla ignota, un monstruo con un miembro descomunal se dedica a violar a las mujeres que allí residen y a matar a los hombres. Imaginación no les falta.

El segundo ejemplo de este tipo reside en el film Virgen entre los muertos vivientes (1973) de Jesús Franco y Jean Rollin. Christina, llamada 'la princesa del erotismo' ha de pasar unos días en una casa dentro de un pueblo inglés. Allí deambularán todo tipo de seres.

¿Cuántas clases de zombis existen? Seguro que no adivinarías que hay zombis templarios, zombis nazis, astrozombis y zombis strippers. Aquí se va a ejemplificar el tema.
Un ejemplo: Zombis Strippers (2008) de Jay Lee. Unas investigaciones científicas hechas al lado de un club de strippers (¿?) decae en una vorágine de muerte que resulta una nueva raza: 'Las Súper Zombies Strippers'.

Segundo ejemplo: Astrozombis (1968) de Ted V. Mikels. Un doctor crea una nueva raza de zombies a partir de sus propios órganos y unos cadáveres. El protagonista se infiltrará en la 'Astro Space Laboratory' con unos espías para parar a los terribles enemigos.

Tercer ejemplo: El lago de los muertos vivientes (1980) de Jean Rollin (atención que esta directora es una de las responsables de Virgen entre los muertos vivientes y viene a por más). Unos nazis que fueron arrojados por un lago durante la IIº Guerra Mundial vuelven, en la actualidad, para armar una debacle sin límites. Zombis nazis en bandeja.

El último ejemplo corre a cargo del tipo más extraño de zombis, los templarios. En el film español, El ataque de los muertos sin ojos (1973) de Amando de Ossorio, veremos a unos templarios que resucitan para matar a todos los que entren en su catedral.

Cada película intenta avanzar una trama para escudriñar dentro del mismo tema. Prácticamente se ha hecho todo en este género, aunque estos son los extremos.

jueves, 2 de octubre de 2008

Carteles de cine: masacres bizarras II

Esta sección continúa con una muestra de los ataques a la humanidad perpetrados por los enemigos más surrealistas que se puedan encontrar. También es un ataque a la raza humana, cinematográficamente hablando. La visión de los carteles de estas cintas y sus títulos son una muestra de lo que no se debe hacer en cine. Aunque, como digo siempre, estos largometrajes son tan malos que uno acaba sorprendido y esbozando una sonrisa de satisfacción; algo beneficioso para quien las hizo, pues muestran las curiosidades que se esconden en las largas cintas del 7º arte.
La primera no es otra que Kárate a muerte en Torremolinos (2001) de Pedro Temboury. Cinta de culto por etiquetarse a sí misma como "la peor película de la historia". Está tan mal realizada (actores que no saben recitar un diálogo y miran a cámara, monstruos marinos de gomaespuma, espadas con punta redonda de plástico, etc.) que uno puede reírse sin parar. Ahí va el fantástico cartel.

El guión no puede ser más hilarante: el Dr. Malvedades resucita a 4 karatecas de la 2º Guerra Mundial (así de literal) para juntarlos con unas vírgenes y hacer renacer a un monstruo llamado Jocántaro y, de este modo, dominar el mundo. ¿Qué más se puede pedir? Este film lo tiene todo.
La segunda propuesta es Jesucristo Cazavampiros (2001) de Lee Demarbre. Planteamiento: Jesucristo, experto en artes marciales, se encuentra veraneando en la playa cuando un grupo de vampiras lesbianas lo atacan. Para acabar con la amenaza vampírica se ayudará de un luchador mejicano. ¿Se puede tener más imaginación?


Y ahora el título más elaborado de los que podáis encontrar: La matanza caníbal de los garrulos lisérgicos (1993) de Antonio Blanco y Ricardo Llovo. Película gore gallega que muestra el lado más cómico de este género. Zombis paletos matando a gente, esencialmente.


Otra gran amenaza para la continuación de la raza humana supone el ataque de este cruel e irrisorio enemigo: Payasos asesinos del espacio exterior (1988) de Stephen Chiodo. Un guión que, elaborado por todos los hermanos del director, muestra cómo una nave en forma de circo aterriza en un pueblo y empieza a aniquilar a todos los habitantes. Clowns con caras feroces y ardides violentas sembrarán el pánico sin tregua. La última propuesta viene de la mano de una cinta "Blacksplotation" (género que adaptaba films violentos pero protagonizados por actores de raza negra), el título es harto absurdo: The black Gestapo (1975) de Lee Frost. Cinta atrevida con temas controvertidos que expresa lo siguiente: un soldado que vuelve de Vietnam ve cómo su barrio se inunda de drogas y violencia, y decide crear un grupo para contrarrestar la mafia de hombres blancos con un súper grupo de negros vestidos de nazis. Éstos mismos acabarán por ser los amos de la ciudad vendiendo las drogas; solo cambian los jefes, nunca el estado de las cosas. Admiren el cartel:

Por tanto, una vez más hemos visto una pequeña muestra de las masacres más crudas contra la raza humana en forma de carteles de cine. Sublimes, sin duda.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Carteles de cine: masacres bizarras

Esta nueva sección versará sobre la iconografía del séptimo arte en los carteles que se crean para ser distribuidos en cines o en DVD. Pero me centraré en los casos curiosos que denoten inquietud por la plasmación en arte instantáneo de la esencia de un largometraje y cómo se expresa.
Los ejemplos de hoy demuestran que no todo han de ser obras maestras en el cine. La riqueza reside en que hay films míticos que no necesariamente son buenos, pero son de una calidad que se extralimita de los cánones tradicionales: son bizarros y tratan sobre masacres a manos de un enemigo poco común.
El primer caso es la saga más hilarante por su contenido, forma... bueno, hasta en los títulos uno se puede reír. Está considerada como una de las peores películas filmada jamás; el resto de esta sección son de una calidad igual, aunque de tan malas se vuelven hasta infímamente buenas.
El ataque de los tomates asesinos (1978) de John de Bello.


Increíble póster para publicitar una comedia de horror que se llevó a cabo a partir de un corto. El poco presupuesto y el planteamiento absurdo del film (unos tomates modificados genéticamente atacan a la población) hicieron mella en el público que pidió una secuela, y así se hizo, convirtiendo el film en material de culto.
La segunda parte: El regreso de los tomates asesinos (1988).


En esta segunda parte, el profesor Mortimer Gangrena, creador de los tomates, creará una nueva plaga capaz de reproducirse ellos mismos. Una locura interpretada por el mismísimo George Clooney.
Viendo la gran aceptación se crea la tercera entrega: Los tomates asesinos atacan de nuevo (1990). Ahora el doctor Grangrena, ávido de conquistar el mundo, se enfrentará contra una "tomatóloga" que sabe cómo evitar la plaga. Admirad el cartel:


Y ahora la guinda del pastel, la última parte de la saga, título impagable: Los tomates asesinos se comen Francia (1991). Sinopsis sucinta: el protagonista se enamora de una chica francesa y mientras están por lares franceses rescatan a un tomate bonachón, "el tomate peludo". El rapto se produce porque el profesor Mortimer Gangrena quiere hacer volver al rey de Francia, por una profecía de Nostradamus.
Guión esperpéntico pero perfecto para este tipo de films que han nutrido la serie Z del cine; el director John Bello las firma todas. Adelante con el cartel, que no tiene desperdicio:

Pasarán a la posteridad, por su increíble iconografía, estas cintas como las 2 siguientes.
Los surfistas nazis deben morir (1987) de Peter George es un claro ejemplo de póster hilarante: un surfista nazi disparando encima de una tabla de surf en la cresta de una ola mientras la gente sale despavorida.


A diferencia de las anteriores, esta película está pensada para tomársela en serio. Aunque, como podemos observar, es imposible hacerlo. Después de un terremoto, las playas de California quedan como un terreno post-apocalíptico. Una banda de surfistas nazis intentarán adueñarse de todas las costas del país contra su gran enemigo, la madre de una de las víctimas; increíble.
El último caso es la peor de todas estas cintas juntas: La masacre del microondas (1983) de Wayne Berwick. El enemigo es, ahora, un electrodoméstico, pero no como los de ahora, sino imaginaos la capacidad de un microondas de la época.


Efectos especiales horribles en todos los sentidos, actores amateurs que no pueden explayarse en su actuación debido al escaso y nulo atractivo guión: Donald mata a su mujer, harto de su cocina, decidiendo ponerla en el microondas y ver una nueva forma de entender el arte de comer. Ahora, eso sí, esto es una comedia.

Por tanto, los carteles de cine pueden tener un atractivo diferente al que se le da en las cintas más comerciales. El arte de plasmar lo bizarro a manos de unos genios del dibujo.