Mostrando entradas con la etiqueta viajes por el tiempo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta viajes por el tiempo. Mostrar todas las entradas

sábado, 8 de marzo de 2008

Memento Mori

"Memento mori" significa: recuerda que eres mortal o, mejor, que vas a morir. Una frase latina que denota el horrible instante en que nos damos cuenta que, hagamos lo que hagamos, tenemos un fin, por mucho que lo queramos cambiar. Este concepto planea sobre nuestras vidas y sobre las historias que nos cuentan los films: por muy fantástico que sea viajar en el tiempo (y lo poderosos que nos sintamos) la muerte siempre estará presente para acecharnos en cualquier momento.
Mucha literatura se ha escrito sobre los viajes en el tiempo, demasiadas películas han tratado el tema y sólo muy pocos han sido fieles a las leyes físicas o, como mínimo, han sido realmente imaginativos. Lejos queda el escritor H.G. Wells (1866-1946) con su máquina, pues el libro se publicó muchos años antes de la teoría de la relatividad de Einstein, aunque ya se hablaba del tema que nos va a ocupar esta sección: la ciencia del tiempo en el cine. En un fragmento de La máquina del tiempo el protagonista explica: "no hay diferencia entre el tiempo y las otras tres dimensiones del espacio, excepto que nuestra conciencia se mueve a lo largo de él"; idea perfecta para explicar algunos casos de este tipo en el cine. Sin duda, el mejor caso que ejemplifica este concepto se recrea en una serie muy conocida actualmente (no quiero desvelar el título para no romper la intriga del espectador) bajo un personaje llamado Desmond: él vive en el 2004 pero su mente del 1996 viaja hacia el futuro y el pasado alternativamente. Un entramado complejo sin duda.
Dejando de lado los absurdos viajes de Regreso al futuro y películas parecidas, basémonos en la idea de Wells para visionar este cortometraje perfecto en su estética como en su trama: La jetée (1962) de Chris Marker. Este corto fue fuente de inspiración para la película de Terry Gilliam 12 monos (1995).
Debido a la duración (26 min.) lo he dividido en 3 partes.





El corto está estrictamente grabado en fotografías que denotan un movimiento constante y se trata el viaje como un bucle infinito; una nueva paradoja del tiempo.
La estética o la morfología del lenguaje cinematográfico basado en fotos es realmente novedoso en la época y actualmente se utiliza sólo para videoclips; rara vez se usa para la expresión fílmica de un relato (el corto Tres crucifixiones en el parque del Retiro).

Las únicas formas posibles de trasladarse en el tiempo son: viviendo (dije que el presente no existe, por tanto, siempre estamos caminando sobre el futuro) o mediante la criogenización (una técnica todavía no perfeccionada).
La idea de la paradoja del tiempo, o sea, viajar al pasado, matar a tu abuelo y dejar de existir o no, es incoherente por muchas razones. Si escogiéramos esta manera de ver el tiempo, éste sería lineal. Por tanto, si viramos al pasado nuestro viaje se transformaría en un rebobinado, como si cogiéramos una película, la rebobináramos y volviéramos al principio; no seríamos conscientes de haber ido hacia atrás y, por tanto, el viaje no existiría. Yo me tomaría estos viajes desde el punto de vista de la física cuántica: los multiversos. Tomemos el ejemplo anterior: yo vivo en una película y si voy al pasado se crea un rebobinado. Sería mejor encajarlo como: yo me estoy grabando con una cámara y me estoy viendo, al mismo tiempo, por el televisor. Termino la grabación. Luego cojo la filmación y la pongo al principio y me veo: dos realidades iguales coexistiendo al mismo momento; sólo que una puedo modificarla. Yo no dejo de existir y, además, soy consciente de que lo que veo es el pasado; cuando he empezado a grabar, por tanto, me acuerdo de lo que he hecho: se crea un universo paralelo o multiverso.
Los viajes en el tiempo funcionarían de ese modo, sino se crearían las paradojas que, a la vez, provocarían un caos absoluto: el eterno retorno infinito; nunca moriríamos.
Primer (2004) de Shane Carruth propone una visión científica sobre las consecuencias de un viaje temporal. Original y espléndido film que ganó el festival de Sundance del 2004, donde unos científicos que intentan fabricar aparatos para ganar dinero (trabajan en el garaje de uno de ellos), se encuentran con la piedra filosofal de la física: los universos paralelos dentro de un mismo espacio; pero claro, dominar este tesoro será más complicado de lo que ellos creen. Ejemplar película para quien quiere dedicarse al cine: se gastaron sólo 7.000 $ para hacerla.
Donnie Darko (2001) de Richar Kelly es un film que se sustenta bajo la teoría de los
agujeros de gusano, objetos no materiales que deforman el espacio y el tiempo por nuestro universo. ¿Por qué no uno de ellos puede estar en nuestra ciudad? Pues así sucede, pero con el aliciente de que el protagonista padece alucinaciones con una persona disfrazada de conejo siniestro que le advierte la duración del mundo; él deberá evitarlo. La explicación de todo ello la dejo para cuando visionéis el film. El detonante de la trama estriba en Donnie cuando un día, a causa de su sonambulismo, evita morir aplastado por la turbina de un avión que cae encima de su casa.
La visión subjetiva de una persona puede modificar drásticamente el devenir del tiempo (como denotó el filósofo Henri Bergson: ver la tercera entrada del blog). Tanto puede ser así que podemos ver varios ejemplos de este tipo en el cine.
El efecto mariposa (2004) de Eric Bress muestra esto más la importancia que tiene cualquier acción que hagamos (sea cual sea, aunque sea muy insignificante) sobre nuestro posible destino. La película juega con dos géneros a elegir: la ciencia ficción y un drama psicológico. Una historia muy bien lograda y expresada fílmicamente de forma magistral. El concepto de "efecto mariposa" lo acuñó Edward Lorenz para establecer una teoría del caos: una acción provoca una consecuencia en otro lugar y tiempo.
El film Atrapado en el tiempo (1992) de Harold Ramis emplea la idea de la importancia de nuestras acciones para obtener un destino mejor. Todo esto sumado al bucle en que se inmiscuye el protagonista: cada día es el mismo día. Hilarante e interesante película que hilavana perfectamente con Memento (2000) de Christopher Nolan. Esta película usa la visión subjetiva del tiempo y la repetición del mismo bajo el influjo de una enfermedad neuronal: amnesia retrógrada o pérdida de recuerdos a corto plazo. El protagonista no es consciente del tiempo que ha transcurrido, pues la memoria y los recuerdos son los que consolidan lo que llamamos el pasado, pero al mismo tiempo para el espectador todo se vuelve una suerte de repetición del mismo instante. El entramado del film es realmente sugerente, mezcla la lucha contra el tiempo y la memoria con la venganza por la muerte de su mujer. El guión, no lo olvidemos, está basado en un relato corto de Jonathan Nolan, hermano del director, que tituló así su obra: Memento mori.