domingo, 16 de marzo de 2008

Smoking Room

Roger Gual y Julio D. Wallovits crearon una pequeña y extraña joya cinematográfica: Smoking room (2002). A partir de una pequeña anécdota se crea un entramado muy sutil de los intereses del ser humano. Una empresa española, filial de una norteamericana, recibe una notificación: no se puede fumar en ningún rincón. Esto creará un conflicto en uno de los trabajadores, que intentará que todos sus compañeros firmen un papel donde se pide un pequeño cubículo donde poder fumar sin salir de la empresa. A partir de aquí todos aceptan con más o menos efusión hasta que se van entreviendo pequeños indicios de que algo mucho más importante está detrás de todo: el miedo a ser despedido por "rebelarse", intereses personales, etc. Junto a esto hay los intereses económicos de la empresa, que provocarán un artefacto a punto de estallar.
Aparentemente todo esto parece un guión ya visto pero toda la película se irá montando a través de los puntos de vista y soliloquios de los personajes. Una colmena de identidades que se pisan unas a otras. La escusa para firmar o no el papel será mucho más importante de lo que ellos creen.
En este film se produce una expresión perfecta de los instintos más bajos del ser humano dentro de una corporación que emanan, tal vez, con un gesto o con unas pocas palabras. Hay que destacar los actores Eduard Fernández y Antonio Dechent que encarnan personajes con un trasfondo muy interesante. El vídeo que veréis a continuación tiene lugar en la azotea de la empresa. Ramírez (E. Fernández) le pide a Enrique (A. Dechent) que firme para reivindicar su derecho a fumar. El espectador no se espera este tremendo testimonio:



Observad ahora la explicación del actor Francesc Garrido (Fernández) cuando intenta reflexionar sobre las posibles causas que subyacen a una intención aparentemente inocente como la firma. La comparación con la idea fundamental de Alien es fabulosa. Un diálogo que está perfectamente construido para que el receptor saque, al final, la gran carta que cierra la partida (todo esto que acabo de decir es una metáfora, claro).
Nadie conoce a nadie.

5 comentarios:

  1. "la putada es que tengo la escopeta en casa" jaja

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  2. "Tengo una idea genial: esperamos a que salga esta noche el jefe y le partimos la cara a ostias. Es una idea genial... y tengo muchas más ideas" jajaja. Muchas gracias por visitar el blog.

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  3. Perdón, pero quería añadir que me ha gustado el que aunque debajo haya un guión la verosimilitud de las interpretaciones, pues se traba en alguna frase en la que repite parte de la misma (que no es que se equivoque) pero normalmente eso no se ve en las películas, la gente no se equivoca o se interrumpe sin escucharse y esas cosas.

    ¡Saludos!

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  4. Tienes razón, lo que se intenta hacer es que los actores reciten el guión a su manera y con sus palabras para que sea más verosímil cuando lo dicen. De ahí que repitan muletillas propias del lenguaje hablado y suene más real. Si a eso le sumamos una cámara que no para de moverse, parece un diálogo en directo. Es la gran diferencia con la dicción en otros films. Éste es más creíble.
    ¡Saludos!

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